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2da. ANTOLOGÍA DE POESÍA PALMIRANA
MÁS ALLÁ DEL VUELO

La poesía en Palmira se hace voz, transmuta desde los labios en caída libre al desierto blanco de las páginas, se hace palpable, visible y provocativa, se viste de gala para habitar los ojos, se recodifica a sí misma sin más pretensiones que existir, permanecer o ser punto de partida.

 

Esta antología pretende ser eso: punto de partida, posibilidad de caminos para esas voces, para esas búsquedas, hoja de ruta y cartografía de las palabras y por qué no, si todos los sueños se hacen uno, el inicio de la gran colección de autores palmiranos.

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© Más Allá del Vuelo

2.a Antología de Poesía Palmirana

Agenda Cultural

©Secretaría de Cultura de Palmira, 2024

ISBN: 978-628-01-4707-9

 

Gestora del Proyecto:

Claudia Jimena Velásquez Meza

 

 

Consejo editorial de la antología:

Guillermo Tovar Torres

Junior Adilson Pantoja

Wahider Cardona Hernández

Ancízar Arana Cruz

 

Edición: Ancla Ediciones

anclaediciones@gmail.com

Cel.: 57+3102590375

Diseño de carátula: Ancizar Arana Cruz

Imágen de Carátula: creada con Microsoft Designer

Ilustraciones: Carol Dayana Arana Velásquez

Corrección de estilo: Fires Parra Arias (Excepto Páginas 20-23 y 64 por decisión propia de los autores)

 

Queda prohibida, sin la autorización escrita de los titulares y el editor, la reproducción parcial o total de esta obra con fines económicos. Los poemas de la presente antología son propiedad y responsabilidad del autor, su publicación en la siguiente antología no limita sus derechos.

 

 

 

 

Esta Antología hace parte de la Agenda Cultural

de la Secretaría de Cultura de Palmira,

mediante una convocatoria abierta realizada

por el Sector de Literatura de la ciudad,

en el marco de la propuesta

Circulo de Poesía Palmirana 2024

presentada por la gestora cultural

Claudia Jimena Velásquez Meza

 

 

 

Presentación

 

Habitar la ciudad, sentirla todos los días en el latir de sus calles, en el lento crecimiento de las casas, como si de un animal salvaje se tratara, medir con el viento la estatura de los árboles, tener la cantidad de ojos suficientes para que estos pequeños detalles, ajenos al transeúnte cotidiano, se hagan visibles, se transformen en imágenes, juegos de palabras que tal vez estén destinados al olvido o a la gloria, o a ser simples reflejos, ocupando tiempos y lugares que solo el corazón puede destinar.

 

Los poetas de Palmira, sin darse cuenta, plasman constantemente el movimiento, el crecimiento y las inquietudes de nuestra ciudad, cuando hablan en sus versos de sus propias lejanías, de las tardes calurosas en el parque principal, del amor que se les fue de entre las manos o simplemente de su infancia. Ellos están haciendo historia con sus palabras, están dejando para el futuro la visión de ciudad que tenemos hoy y, sin darse cuenta, con sus palabras, están dejando una huella importante para el futuro.

 

Todo esto es la segunda antología de poesía de poetas palmiranos “Más Allá del Vuelo”, posibilidad de voces, caminos que se entrelazan, historias propias y ajenas de todas las cosas que también son Palmira, visiones de muchos ojos que se detuvieron un instante para ver a la ciudad de una forma única, íntima y hacer que ella, ya siendo poesía, pueda habitar complacida en estos versos que la nombran y la resignifican desde la palabra.

 

 

Ancízar Arana Cruz

Consejo Editorial

 

 

Contenido

 

Presentación

Javier Humberto Banderas Cardona    

Luis Fernando Posada Londoño

Lina Fernanda Rincón Chávez  

Alejandra Caicedo Orejuela       

Mauricio Benítez

Daniel Jiménez Bejarano 

Alexánder Arias Calero

Julián Andrés Angarita Farelo

Miguel Ángel Tobar Cerón

Guido Valencia Gutiérrez

Laura Isabel Rosales Cano

Adrianis Rodríguez Romero      

Rosalba Erazo Castro      

Antonio José Hernández Montoya

William Felipe Hurtado Quintero        

Edinson Tello Bedón      

Erneley Posso       

Jhon Ali Yavari Yoshioka

Franz Wesley Aguirre Muñoz    

Joselyn Rico España       

Karen Alexandra Castaño Gómez

Danilo Calvo Sarmiento  

 

Javier Humberto Banderas Cardona

 

Nacido en Palmira, en 1963. Vivió su niñez y juventud entre la ciudad y el campo, siempre se inquietó por el Arte y la Cultura, entre ellas las danzas folclóricas, el teatro y la poesía. Egresado del Colegio de Cárdenas de Palmira; es normalista superior de la Jorge Isaacs de Roldanillo. Fue docente de primaria en algunos colegios privados por un tiempo, llegando a tener su propia Institución Educativa en una época. Se ha interesado siempre por escribir poesía. A finales del año 2023, la editorial Ancla ediciones, lanzó la revista Silabario de Nostalgias, con una selección de su poemario, dicha revista hace parte de la primera trilogía de esta editorial, llamada: Nuevas voces palmiranas. Hizo parte del Festival Internacional de Poesía de Palmira; Vuelo de Palmas de 2022. Su poema, Pluma Polimorfa, fue incluido en la antología de poesía palmirana Más Allá del Vuelo (2022). En este maravilloso evento, se presentó en la mayoría de los recitales programados, desde entonces ha sido invitado a participar en diferentes centros y escenarios culturales de la ciudad.

 

El solar de los abuelos

 

El sol no escarba más

en los recodos del solar.

Los rosales de la abuela ya no irán

a los jarrones del altar.

 

¿Y ahora qué le digo al viento,

de las crisálidas abandonadas

que han dejado mis ojos

de su color desierto?

 

¿Qué será de los pichones

que harían nido en mis manos

y suya mi casa del árbol?

 

¿Dónde fueron los colibrís

con su ruidoso silencio,

residentes del alelar de mis ojos?

 

¿Quién correrá con la lluvia

si ya no hay camino al río,

ni charcas para el chapoteo?

 

Se apagaron los cocuyos

emisarios del abuelo

en los cuentos de sus viajes a la luna

y planetas de otros cielos.

El columpio de mis días

se detuvo en el tiempo,

lo obligaron a soltarse

de los brazos del almendro.

 

Ya no hay hojas amarillas en el suelo,

ni campos, ni potreros,

no hay caminos vecinales,

solo hay postes como cruces

entre moles de cemento. 

 

 

Ya no hay casa grande con aleros,

no hay solares, solo hay rejas

y un portero vigilante de los grandes ventanales

y ladrillos hacia el cielo. 

 

No hay solar,

              no hay abuela,

                                   no hay abuelo.

 

 

Ojos sin luz

 

El alba es una campana de luz

que aturde los incesantes acordes

del violín de la noche.

 

Como lo es el colibrí

ante la flor rebosante de néctar o el roció,

como un orgasmo universal sobre la yerba.

 

¿Cuánto dura un sueño que nos recuerda

la existencia de otros mundos?

 

La muerte se ha incrustado

en la mirada permanente.

No entendemos el vuelo de las aves

cargadas de tormentas:

su inconsolable llanto, su tronar de gritos al mundo.

 

Ellas, tan supremas, aun así,

se despojan del traje de los miedos

sintiendo alcanzar el sol,

se bañan en los océanos,

se esconden bajo la tierra,

cantan con las piedras:

se vuelven sonatas de riachuelos

mientras viajan al mar.

 

¿Acaso necesitamos perder la piel para sentirlo todo?

Romper las pupilas

para palpar los verbos apacibles,

en las alas de la resiliente mariposa

que ama vivir su instante.

 

¿De qué estamos hechos?

¿De pieles rancias, mortajas de miedo

que reclaman los que se abandonan?

 

El asombro debería ser la luz

que atraviesa el universo,

la sombra que se escapa,

los días que no regresan. 

 

¿Cómo robarle la alegría a las hojas

que bailan en el aire antes de su muerte?

Los cadáveres oran en sus últimos días,

esperando que llegue la vida eterna

a rescatarlos del inaplazable óbito

que nace con el primer llanto.

 

¡Contemplación, no te pierdas en lo irrecuperable!

 

¡Asómbrate de estar aquí!

Respira…

Siente…

 

 

Luis Fernando Posada Londoño

 

Nacido en Palmira valle, de profesión Arquitecto donde el arte, la poesía y la música corren por sus venas. En su recorrido ha obtenido varios reconocimientos en el área de la escritura como es el caso por su participación

En el IV encuentro de poetas vallecaucanos y el II concurso de poesía en Jamundí Valle en el 2007.

 

De igual manera su destacada participación del XVII concurso crónicas de Palmira en el año 2007, de la Cámara de Comercio, donde obtuvo un honroso 3er lugar con su crónica “Un Vagar por Palmira”.

Resaltando también la mención de honor obtenida en el concurso internacional de Ediciones San Pablo “Un poema para Cristo” donde logró una mención de honor siendo publicado su poema “Etapas del gigante” en el libro. Escribe para la revista digital Azahar de Cádiz España desde el año 2009 en el área de poesía.

 

 

 

 

Disyuntiva

 

Como una suave ventisca me llega tu aroma a lima,

refrescante, efervescente y sin duda me intimida,

pues tu presencia es tan fuerte

que me tiemblan las pupilas, se me estremecen las ganas

y se me altera la vida.

 

Con soltura tú me enredas, despertando mis fracturas

y sintiéndote tan cerca…mis entrañas se desnudan.

Un complejo sentimiento que alborota mi cintura,

complaciendo entre tus brazos

mis más absurdas locuras.

 

No me sueltes ni un momento,

tu protección me estimula,

me siento envuelto entre nubes amándote con frescura. Tritúrame con tu cuerpo que añoraba con finura.

Y embelésame en silencio para absorber tu hermosura.

 

Ese cuerpo tan perfecto, que observo con tesitura,

incitándome en silencio a tenerte entre la bruma.

Me descolocas la mente, desordenas mis pupilas,

desmantelando mis manos, con mis venas diluidas.

 

Este deseo tan loco, que al mirarte me lastima

a su vez… si no te tengo, desaparezco en la luna.

La disyuntiva me absorta para aclarar esta duda

y, sin embargo, yo sigo más perdido que la espuma.

 

 

 

 

Lina Fernanda Rincón Chávez

 

Nacida en Palmira, Valle del Cauca. En 2014, Lina se desempeñó como subdirectora de la revista Jirafa a Cuadros, una plataforma que promueve la creatividad y el talento literario. Su pasión por las letras la ha llevado a participar en diversas convocatorias, entre ellas “Calco” (2014) y la “antología de poesía palmirana “Más Allá del Vuelo (2022)”. A lo largo de su carrera, Lina ha participado en variadas presentaciones, declamando y mezclando el performance con su narrativa.

 

Lina define su poesía en 2014 como una combinación de prosa y ritmo, un estilo del cual se ha distanciado en la actualidad, explorando nuevas formas y estructuras poéticas que reflejan su evolución como artista y poeta. Sus palabras, antes marcadas por la cadencia rítmica de la prosa poética, ahora buscan nuevos caminos y horizontes creativos, mostrando la metamorfosis de su voz literaria “como una expresión profundamente romántica, la cual se apoya en la introspección y el simbolismo”.

 

Poesía sin métrica

 

Leía Carver,

pintaba sobre lienzo,

los pies sostenían la pintura,

alma callada,

dedos rasgados,

el pie se movía con la música,

te imaginaba en sombras,

debería dormir más horas en la noche,

contar menos las líneas de la baldosa,

el cielo rojo predijo su destino,

el humo de su cuerpo danzó en el aire,

los talones secos con el sol profundo del piso,

el sueño fue profundo,

dos, tres, cuatro gusanos de guayaba en la mano,

todo muere en el papel.

 

 

 

Alejandra Caicedo Orejuela

 

Palmira, 18 de septiembre de 2001, Valle del Cauca. Es una estudiante de Licenciatura en Literatura en la Universidad del Valle, Seccional Palmira, que se considera dentro de su curso una innata escritora de poesía, que construye experiencias internas hasta sensoriales en palabras que sirven como conducto para expresar la existencia de quien vive en la actualidad.

 

Actualmente cursa noveno semestre y se encuentra en proceso de investigación meticuloso para su trabajo de grado que consta de un poemario erótico que cuenta con elementos como el cuerpo y el yo poético.

 

 

 

Jane Doe 1199

 

Me siento desde el otro reflejo del espejo,

me palpo desde el otro lado de la ventana.

 

Me neutralizo lentamente como una Jane Doe.

 

Me siento complicada y ajena,

me percibo afuerina a través del azabache

cristalino de mis visores.

 

Estoy saludando a otra muchacha

del otro lado de la pared,

me maquillo las pestañas y en el espejo soy invisible.

 

Me permuto en descomposición sobre mi cama.

 

No sudo, no libo cariñosa el aire

y no zumbo sobre mi pecho.

 

Me encuentras inerte como una Jane Doe,

sin identidad, sin posibilidad de cambiar,

sin antojos nocturnos, ni ternuras,

ni miserablezas pensantes al tornarme sangre

en el vientre del crepúsculo.

 

Anduve en la sala y no ha yacido mi aroma,

 

Subí a la moto

y no se ha sosegado mi falta de presencia.

 

Pregunté a la espesura del silencio

y abrí mis ojos cobardes… tal vez sí había luz:

................................................................................................

 

La Jane Doe parece tener nombre,

parece tener órganos,

parece haber roto de un solo aliento la tela que le cubría.

 

El sol ha linchado mis pies una vez que salí del bosque,

se marchitó… se demudó la carbonizada mortandad.

 

Y en mi lunático seno se oyó el canto abismal,

el desfigurado y la mueca prolija de la mañana.

 

Una selva en mi pecho

 

Se resguardan en mis caderas los colibríes del llanto,

las libélulas de lo incierto, las luciérnagas de la memoria.

En mis pechos gotean ruidosas las tristezas de los convalecientes y yo como un dios perdido, moribundo, débil me he hallado en las cumbres construidas bajo los árboles de tus manos mundanas y enfermas.

Nazco en tus pestañas perladas, muero bajo el látigo de tu lengua y el machete de tus dientes.

 

 

Mauricio Benítez

 

En esta biografía haremos un balance.

De nombre y apellido Mauricio Benítez

Kamikaze, un suicida de profesión

mi cerebro sicalíptico como un sapo

dos ojos muertos enterrados en el cráneo

oscura caverna donde desentraño pictogramas

nariz rapaz de pájaro oscuro

par de orejas donde impera el silencio

perseguido por los gatos y los infortunios

que me acechan en la noche

dos pulmones tosiendo, hartos de los excesos

laberinto y minotauro al mismo tiempo

un estomago deshecho entre ácidos

derretido en pesimismos

206 huesos torcidos enredados en la carne

atados con las venas

un pene encorvado al galope de la sangre

dos piernas desbocadas que huyen de la infancia

y unos pies que se ahogan en el fango.

Por hoy no me apetezco y me declaro en bancarrota.

 

I

 

Vengo de donde nacen los volcanes y sus temblores

donde los pájaros se pulverizan mientras vuelan

y los gatos huyen a la perspicaz oscuridad

de los tejados.

 

Vengo de la memoria de tres elefantes de porcelana

que pasean sobre una mesa

de la alergia a las plumas de los ángeles

que fuman a escondidas.

 

Vengo de la angustia de las cucarachas

que extraen de las alcantarillas

de la vacuidad del núcleo de un mundo enfermo

de la membrana de un mapamundi

del sueño de un dinosaurio que encuentra mundos.

 

Vengo del GPS de los murciélagos

que salen de las cavernas

de las alas de los pájaros deprimidos en una jaula.

Vengo del llanto de los poetas

de la pataleta de una muñeca.

Vengo de las metáforas rayadas en las paredes.

Del oxímoron y la antítesis

de las contradicciones.

 

 

II

 

Este desangramiento, este desplumarme

este desmoronarme, este sentimiento.

Este precipitarme al piso como un pájaro muerto.

Este perder el nombre como un degüello

como un cuerpo sin piel.

Pero hoy, nadie viene a esta sombra

nadie habita estas jaulas. Nadie.

Quisiera hablar de la muerte, pero esto es vida

este aullido es el caos por mis venas

este soterrar las uñas en la cabeza

este arrancarse el pelo a dos manos

este escupirse a los propios ojos

sacudirse las rodillas y las nalgas

e irse como en una pesadilla.

¡Esto es vida!

 

 

III

 

Con el agua hasta el cuello.

Escribir inundado entre la palizada, damnificado

escribir como patadas de ahogados, desde el fondo

escribir bajo la lluvia entre relámpagos

escribir en el fuego, en el infierno

en la angustia, pero escribir.

Escribir con el agua hasta el cuello

en el tsunami de un océano hecho de versos

entre la vida y la muerte

plácido como un anfibio estancado en su charca

como un pez que salta fuera del agua.

Mis versos son gotas de lluvia

y el aguacero las cenizas que me inundan

cuando electrocutan ángeles los relámpagos

cuando fuman puchos los pájaros a escondidas.

Con el agua hasta el cuello, escribir.

 

Daniel Jiménez Bejarano

 

Abogado penalista de la Universidad de Antioquia, Especialista en pedagogía contemporánea, Diplomado en acompañamiento filosófico y Magíster en Filosofía. Poeta, traductor y ensayista. Ha publicado doce libros entre poesía y ensayo. Algunos de sus títulos son: Permanencia en la melancolía (1992), Retrato con omisiones (1995), El goce concedido (1998), Íntima señora de la espina (1998), La senda inexorable (2003), Peregrinaje (2011), Salmos de la tierra oscura (2012), Cantor de un solo Señor (2013), Grietas en la Gran Muralla (2018) y Cántico de Suibne (2022). Tradujo la poesía del poeta congolés y ministro del medio ambiente de su país Henri Djombo, así como la obra de teatro “el Mal de la Tierra”, en el año 2014. Prepara la publicación de una antología del poeta Stan Rice.

 

 

 

Fuga en no sostenido

 

I

 

Vano preguntar por una ruta:

no hay puntos cardinales en el tiempo,

y es horror el norte que la luz buscaba.

Descifrada la noche,

sus signos son esta ceniza:

alcantarillas donde la ciudad

arroja su tarot de mendrugos,

la tierra disolviendo sus certezas

en los torsos improbables de la locura.

De cartón y pus los mausoleos del tiempo.

Rostro de Laura, osario de pájaros,

abolición definitiva de toda madrugada.

 

II

 

Siluetas: todo es lunes sin tu piel.

Milagros: llamar con otros nombres

los delirios del espejo.

Sólo la boca está desnuda.

Voz de Laura contando la vieja historia del demonio

que atraviesa la ciudad en el agua de los grifos

e impide que nos lavemos del mundo.

Regresa el amor como insomnio de la boca.

Busco en la sábana la curva de tu sexo,

pero la ha robado el demonio del agua:

tu canto en la ducha lavó la memoria. Dejó el mundo.

 

III

 

Perfeccioné mi acto de desaparición:

he roto el ciclo del amor, de la ebriedad,

de la magia, de la expiación.

Así regresé de la locura.

Han sido años de recogimiento, de normalidad y rutina,

de sobriedad tranquila.

Mas hay algo que refulge entre las ruinas de lo que creí ser:

la danza ebria de Laura, madrugada en día de difuntos,

su manera de urdir cada alimento

como a una fuga posible.

 

IV

 

Imperceptible transcurría el amor entre sombras y muros.

Engañado creí verlo allí, en la cotidiana servidumbre,

en tu forma de conversar, hecha de un sólo hablante,

y con apenas dos sinónimos para veneno: piel y ángel.

Rencor lo que movía tu lengua,

fabulando el amor mientras lamías mis ganas como un felino de aire.

De esa materia construí mis esponsales: A ellas sobreviví

Sostenido en la risa de Laura.

Afuera sucedía el idioma en plenitud

y tú,

pasabas la lengua,

                     Pasabas del anonimato al olvido,

                                                                  Pasabas.

 

 

Poema en acción de gracias a Stephen King

 

Soy un hombre fracasado y roto,

inútil cincuentón que diariamente limpio

las telarañas de la memoria

con el reseco plumaje de los últimos sueños.

Conozco el horror de la incertidumbre,

y el terror de la desesperación,

el vacío atiborrado de nombres y de voces,

la obscuridad habitada por mil soles banales,

y los escalofríos inevitables del desamor.

pero siempre, en el centro mismo de la tenebridad,

me encuentro con sus palabras, Stephen Edwin King,

ciudadano de Maine, demócrata y yanqui como el que más.

 

Usted ha sido para mí

el exorcista que no hubiera visto,

aún amortajado en la locura,

el salvavidas que llega sin saber de dónde,

porque es mucha la borrasca.

Con hambre, escribías,

drogado o en abstinencia, escribías,

en empleos de mierda, con salarios de mierda, escribías;

en el rechazo y la aceptación, escribías.

Son sus libros los mejores amigos que nunca tuve,

su ejemplo, el mejor terapeuta que jamás deseé:

su terquedad me enseñó a no temerle a la vida,

aunque sea siempre una ópera bufa escrita por un asesino esquizofrénico;

que hay que vivir, aunque rompa y manche, y así,

sólo un adolescente triste, acurrucado en la derrota,

pueda sentir miedo de los demonios,

de las madres que enloquecen después de muertas,

de las cosas que nos matan en defensa propia.

 

Alexánder Arias Calero

 

Nace en Palmira en 1969, estudia la primaria en la Escuela Julio César Arce en el barrio Colombia, se gradúa como bachiller del Colegio de Cárdenas de Mirriñao, hace tránsito un tiempo en el teatro y la danza, estudia sociología y una maestría en Historia en la Universidad del Valle. Su trayectoria profesional la ha desarrollado como docente e investigador, sin perder la pasión por la escritura y la lectura.

 

 

Aleteo

 

El tono del vuelo puede narrar el origen.

Sostiene la cuerda, acentúa el espacio y las decisiones.

Sensación de brisa y fragilidad.

Cada impulso deja una estela y una estrella.

 

 

 

En creciente

 

Hojas y manos abonando el sentido.

Respirar en el momento indicado.

Abrir la vida y verla desaparecer cada instante.

Toda siembra es una liberación.

 

 

 

Etéreo

 

Las miradas y el aire revolotean la aventura.

Danzan, cortejan lo inefable.

Acariciar una sensación, escalar los latidos.

Se traza un olvido de silencios.

Julián Andrés Angarita Farelo

 

Por allí me conocen como Satanases. Tengo 21 años y soy estudiante de Comunicación Social y Periodismo. Tengo un particular interés por las artes visuales y la música, pasiones que me han llevado a la escritura como una forma para sensibilizarme ante el mundo y encontrar inspiración. Aunque no siempre escribo para crear arte, sí lo hago para conservarme vivo.

 

Sofía

 

Sofi y las tardes,

y el río,

y el amor.

 

Sofi y los lenguajes,

y la música,

y las margaritas.

 

Sofi y el magenta,

y el arte,

y su habitación.

 

Sofi y el vodka,

y San Antonio,

y yo.

 

Sofi y yo.

Sofía,

Sofi,

Sof.

 

 

Miguel Ángel Tobar Cerón

 

Fotógrafo y productor audiovisual aficionado. Nacido el 30 de marzo de 2000 en Palmira, se graduó como bachiller académico en la I.E. Santa Bárbara. Actualmente, es estudiante de Administración de Empresas y Psicología en la Universidad del Valle. Desde su ingreso a la secundaria, Miguel Ángel encontró en la escritura una forma de terapia personal, comenzando con metáforas y desarrollando su estilo poético a lo largo del tiempo.

 

Le gusta redactar poesías que impacten y dejen un mensaje, poemas con un enfoque social, reflejando realidades comunes en las calles. Su trabajo literario no se limita solo a la poesía; durante un tiempo, también fue columnista para una revista universitaria, donde expresó sus ideas y perspectivas sobre diversos temas. Miguel Ángel continúa explorando y fusionando sus pasiones por la escritura, la fotografía y la producción audiovisual, ofreciendo una visión única y profunda de la vida y la sociedad.

 

Un grito silencioso

 

Sola en la calle, una mujer se hunde,

la noche la envuelve, su espíritu cruje.

El mundo la observa, con ojos vacíos,

cada sombra es un lobo, cada rostro, un cuchillo.

 

Sus pasos resuenan en la acera desierta,

el miedo la sigue, la calle está alerta.

“Linda, sonríe”, una voz desde el abismo,

el eco de un infierno que invade su ritmo.

 

“Mamacita, qué rica”, un grito de la oscuridad,

su corazón se encoge, su mente se deshace.

No es su cuerpo, es el terreno de caza,

donde las miradas son balas, y los gestos, amenazas.

 

Manos invisibles la rozan sin permiso,

su piel se estremece, su alma pierde el piso.

“Vente conmigo, no seas fría”,

la voz se arrastra como una serpiente impía.

 

El grito se ahoga en la garganta cerrada,

un nudo de terror, una batalla callada.

Las risas son veneno, los piropos, grilletes,

cada palabra, una herida, cada gesto, machetes.

 

No es solo el peligro, es la sombra constante,

que se cuela en sus días, que la acecha al instante.

Sus noches son frías, sus sueños, fracturados,

en cada rincón oscuro, los monstruos son aliados.

 

Cada esquina es un pozo, cada calle un calvario,

y el acoso, un demonio, un espectro diario.

Las palabras la clavan, los gestos la desangran,

y su dignidad, lentamente, le arrancan.

 

“Qué guapa, dame una sonrisa”,

el susurro la quiebra, su alma agoniza.

Quisiera desaparecer, fundirse en la niebla,

pero sigue caminando, mientras el terror se ceba.

 

Sola en la calle, una mujer se desvanece,

con lágrimas ocultas, su esperanza perece.

En cada paso, una historia de horror,

en cada mirada, un grito de dolor.

 

Salir a la calle, una misión suicida,

donde el respeto es una meta prohibida.

Ella viste armadura, aunque no se vea,

un escudo frágil, que el miedo tambalea.

 

“Ey, preciosa, ¿adónde vas?”

Las palabras como garras, la rasgan sin más.

Su cuerpo se tensa, su mente se apaga,

cada segundo en la calle es una larga daga.

En la soledad de la noche, ella sigue adelante,

con el corazón en la garganta, con el miedo constante.

Una mujer valiente en un mundo sin piedad,

donde el acoso es una cruel realidad.

 

Que su dolor despierte, que su lucha inspire,

porque su caminar no debe ser un martirio.

El acoso debe acabarse, debe morir,

para que una mujer pueda, al fin, vivir.

 

 

El eco de la indiferencia

 

En la fría madrugada, bajo un cielo gris,

un hombre solitario busca dónde dormir.

Sus pies descalzos, cansados de andar,

hacen eco en la noche, en busca de un lugar.

 

“¡Déjame descansar, tan solo un instante!”

murmura a la sombra, al viento, a la calle.

Sus ojos, dos pozos de tristeza y dolor,

reflejan una vida de miseria y clamor.

 

Encuentra un portal, refugio temporal,

se acurruca en un rincón, intenta descansar.

Pero la paz es efímera, y pronto se rompe,

cuando una voz cruel irrumpe como un azote.

 

“¡Levántate, vagabundo! ¡Lárgate de aquí!”

grita un guardia con desprecio, sin frenesí.

“Este sitio no es para ti, sucio harapiento,

búscate otro hueco, no eres bienvenido.”

 

El indigente se incorpora, con dignidad herida,

mira al guardia a los ojos, su esperanza perdida.

“Solo quiero descansar, no hago daño a nadie,

pero el mundo me rechaza, me lanza al desaire.”

 

“¡No me importa tu historia, vete de inmediato!”

responde el guardia, su tono frío y plano.

El indigente suspira, lágrimas en sus ojos,

arrastra su cuerpo, sufre otros despojos.

 

Camina por la ciudad, su marcha lenta y dura,

cada paso es un grito, un eco de su tortura.

“¿Por qué nadie me ve? ¿Por qué soy invisible?”

se pregunta en silencio, su destino terrible.

 

Se detiene en una esquina, su alma quebrada,

recuerda tiempos mejores, cuando tenía morada.

Pero esos días son lejanos, casi irreales,

ahora solo enfrenta noches infernales.

 

“Solo pido un poco de paz, un lugar donde estar,”

susurra a la noche, al viento, a la oscuridad.

Pero el mundo sigue su curso, sin mirar atrás,

dejando al indigente en su fría soledad.

 

Sus pasos lo llevan a un parque olvidado,

donde su cuerpo, agotado, cae desplomado.

El frío lo abraza, su aliento se congela,

sus ojos se cierran, su vida se desvela.

 

Al amanecer, la ciudad despierta sin prisa,

pero nadie nota la figura en la brisa.

Un alma ha partido, en silencio y dolor,

dejando solo el eco de su triste clamor.

El indigente yace, sin vida ni abrigo,

un testimonio mudo del desprecio y olvido.

El mundo sigue girando, indiferente y cruel,

mientras una vida se apaga, bajo el cielo de hiel.

 

Y el lector, testigo de esta tragedia,

siente en su pecho la punzada de la pena.

Porque en cada rincón, en cada calle oscura,

hay almas que sufren, invisibles en su amargura.

 

 

 

Guido Valencia Gutiérrez

 

Compositor y Poeta nacido en Palmira. Realizó estudios musicales en la Casa de la Cultura de Palmira y en el Instituto Popular de Cultura de Cali. Integrante por más de treinta años del grupo musical Jolgorio, en el cual ha dado a conocer composiciones como: “El Negro Decente”, “El Fiestón”, “La Palma de Coco”, “Palmira Tropical”, “El Pájaro Viajero”, entre otros.

 

 

El hombre de las escalinatas

A Julián Camino,

por su inquebrantable persistencia.

 

Hay un hombre sentado en las escalinatas;

ni la lluvia ni los vientos de proa,

inhiben su aparente serenidad.

 

El mundo afuera ruge

como una indescifrable torre de babel,

como un acantilado enfurecido.

y, sin embargo, el hombre aquel

desmenuza graciosamente cada página de un libro

que ya nadie transita con los ojos.

 

Acá afuera, la humanidad socava la premura

de su tiempo perdido;

acá la vida es una turbulenta exactitud,

cronometrada onomatopeya

que reitera su sonido pulsátil.

 

Desde su trono de mármol

él percibe indiferente las trágicas miradas,

los saludos de rutina,

los olores incensarios de la iglesia cercana.

 

La mañana trae su amistosa compañía

de palomas elásticas

que palmotean con sus alas bendiciendo

la renovada claridad de un nuevo día.

 

El hombre de las escalinatas

permanece imperturbable

como si las restantes criaturas

hubieran sido sometidas a un extraño ralentí.

 

Mientras los marchitos folios de un viejo libro

van abriendo más puertas a la fascinación,

acá, la vocinglera resonancia de los pasos ligeros

no ha descubierto aún la presencia de aquel hombre

que desentraña una por una

las páginas perdidas de un manual

de antigua erudición,

para ejercer el derecho a la locura.

 

 

Laura Isabel Rosales Cano

 

Palmirana. Es pianista formada en Colombia y España.  Ha residido en Colombia y Chile, donde se ha desempeñado como académica de algunas universidades e instituciones musicales de gran trayectoria. Además de los países mencionados, ha ofrecido conciertos en Brasil, Italia y Ecuador gracias a la participación en diversos certámenes nacionales e internacionales. La otra, la poeta, no tiene todavía ningún mérito destacable. Es una lectora aficionada, escribe de forma ocasional. Se declara una admiradora completa del mundo de las letras y sus grandes autores y obras.

 

 

Purificación

 

Llueven en silencio

unas manos rotas

que se han quedado ciegas,

las veo abrirse ante el agua

que riega sus ojos

buscando el sol,

se resisten temblorosas

a empuñar las agujas que las mantiene presas;

renacen de la luz que trasciende

las paredes heridas,

otra clase de manos da ahora vuelta a mi destino,

y yo me levanto desde ellas:

cantando a través de una piel inagotable,

de unos dedos que aletean libres,

como feroces serpientes

que se entrelazan

y se sumergen en la vida.

 

 

 

Sentido de pertenencia

Un tríptico de lugares des-comun-ales

 

 

 

I Ciudad

 

En el principio era la palabra,

y la palabra era grito en la voz del hambre.

Una voz que amanece en esta caja vacía,

como una frágil agonía silenciosa de los sin nombre.

 

 

 

II Terminal

 

Hay niños que juegan

sin que el aburrimiento sofoque su luz,

sin que el tiempo haya roto sus ojos.

 

Aún hay niños que ríen

como si el cielo y la tierra

todavía fueran distintos.

 

 

III Indolentes

 

En estas calles no hay jardines, ni flores perfumadas,

sólo hombres y mujeres sin agua en las manos.

 

Hay también personas como yo,

escuchando a través de las ventanas.

 

Mientras afuera crece la herida...

¿Cómo puedo tener canto en mis dedos

para aullar el dolor de esta cárcel?

 

 

 

Adrianis Rodríguez Romero

 

Licenciada en Literatura de la Universidad del Valle. Habita la ciudad de las palmas desde el año 2003. Creyente del arte y la educación como herramienta de transformación social. Aspirante de una vida tranquila entre libros y anaqueles.

 

 

 

 

Vestigio

 

Lo que olvidé.

El calor de tu abrazo,

la calma de tu voz,

las promesas que no serán.

Los no lugares

del No Futuro.

 

 

 

Rosalba Erazo Castro

 

 

Escritora, poeta, gestora cultural, columnista del periódico El Querendón de Risaralda, Periódico El Sol de las Américas de República Dominicana, periódico El Sol de Cartagena y la Agencia Mundial de Prensa. Publica algunos de sus poemas, reflexiones, relatos, cuentos y frases en diversas revistas literarias internacionales e integran diversas antologías en Uruguay, México, Perú, Chile, Argentina, España y Colombia.

 

Miembro de la Comunidad Poetas del Mundo, en el 2022 fue escogida para integrar la antología en homenaje a cinco mujeres poetas colombianas, La poesía se viste de mujer, editada y publicada por la revista editorial Trinando de Bogotá, Colombia. Fue una de las finalistas en el concurso de la casa cultural el Manantial, México 2017, cuyo premio fue la publicación de su poemario Mujer de fuego.

 

 

 

Soy

 

Soy palabra bajo la lluvia,

voz que susurra en el viento;

molécula de una supernova,

un recuerdo policromático

en la línea del atardecer.

 

Obsidiana que refleja tu ser,

el código del amor

impreso en piedra lunar,

suspiro que anida en tu boca,

levita en tu alma

y regresa sin prisa a la mía,

¡en alas de libertad!

 

 

 

Antonio José Hernández Montoya

 

Licenciado en Literatura de la Universidad del Valle y Docente de Lengua Castellana en la Institución Educativa Monseñor José Manuel Salcedo de Palmira. Es corrector de estilo, investigador, tallerista de escritura creativa y escritor. Finalista del XV Concurso Nacional de Novela y Cuento de la Cámara de Comercio de Medellín. Es autor del libro de minicuentos La muerte y otras minucias (Ediciones El Silencio y Editorial Universidad Santiago de Cali, 2022).

 

 

 

Pedacitos de uñas

 

La angustia vive

en la punta de mis dedos,

en mis uñas endebles.

 

Debo destrozarla

con mis dientes.

 

Desesperado,

deshojo mis manos,

perseverante

como un roedor.

 

Cada tanto

me despojo de ella.

 

Es una lástima

que siempre, siempre,

vuelva a crecer.

 

 

 

William Felipe Hurtado Quintero

 

Es un abogado y docente palmirano, amante de la palabra como puente de emociones. Nació el 04 de febrero de 1991 bajo las palmas de esta villa, hijo consentido de Martha y Óscar por su sangre, y de Enrique por el impulso de su columpio. Creció bajo el amor de sus abuelas, abuelos y bisabuelas y de su papá Enrique.

 

Egresó como abogado de la Universidad Libre y como Magíster en Derechos Humanos y Cultura de Paz de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente es doctorado en Derecho, Ciencia Política y Criminología en la Universidad de Valencia, lugar académico que le ha permitido entrelazar la altura de las palmas de Palmira con las olas del mediterráneo valenciano bajo un atardecer transfronterizo. Ha dedicado su vida a la educación, por inspiración de su abuela Dalila y sus maestros Germán García y Rubén Martínez.  Se describe a sí mismo como un coherente de lo absurdo que trata de dar sentido a los detalles inadvertidos, explorador y constructor de recuerdos para alimentar el alma y fiel creyente en la mirada de su hija.

 

 

Columpio

 

Yo le decía papá,

él me decía hijo.

Me construyó un columpio

y me enseñó a volar.

 

Es su turno de volar.

Yo empujo su columpio.

Yo seré su hijo

y él será mi papá.

 

(Escrito en la noche del 18 de abril de 2024

junto a una camilla en la Clínica Palmira

en la última noche de vida de mi papá de crianza).

 

 

 

Edinson Tello Bedón

 

Nacido en la ciudad de Palmira, escribe poesía desde los doce años, realizando sus primeras composiciones desde los Centros Literarios de la Secundaria. Es socio Fundador del Movimiento Literario “Poetas de la calle” de su ciudad natal, desde el cual ha contribuido con la producción de dos poemarios y la creación del recital “la fogata poética” en el marco del festival de arte “Ricardo Nieto” de Palmira y, partícipe de múltiples presentaciones en diversos eventos culturales locales, regionales y nacionales. Ha sido artista voluntario del programa “Cultura en los Albergues: Mi tiempo es tu tiempo” del Ministerio de Cultura de Colombia en 2011; concursante seleccionado entre los cien y setenta mejores poemas del II y III Concurso Mundial de Eco-poesía 2012 y 2013 de “Poetas Univa” con 381 y 180 participantes respectivamente, en la ciudad de Tumbes – Perú. Es actualmente emprendedor cultural con reconocimiento de formación del Ministerio de Cultura y la Universidad de Los Andes, Universidad de Antioquia y Universidad Nacional de Colombia, desde 2011.

 

Búmeran

 

¡Vas y vuelves!

como los vaivenes

de las espumas del mar,

 

¡Vas y vienes!

como las ondulantes

y cadenciosas olas del agua

sobre una playa solitaria,

 

¡Te vas y te alejas!

como la refrescante brisa marina,

como el viento que estremece las palmeras

cuando cabecean musitando un lívido adiós.

 

¡Vas y vuelves!

y yo, solo alcanzo a mojar mis pies

en tu playa de colores intensos.

 

¡Vas y vienes!,

pero, ya no regresas…

vas y vienes, y aquí, ¡siempre estoy!

esperando por tu retorno…

Erneley Posso

 

Tengo 60 años, soy tecnólogo en desarrollo de software, vivo en la ciudad de Palmira. Soy un aficionado a la lectura y poesía. La razón que me llevó a presentar esta obra fueron mis grandes deseos de compartir con los lectores amantes de la poesía todas las vivencias que en ella pude expresar.

 

 

Tenerte a ti

 

Es llegar cercanamente

al lugar donde habita un viejo sueño,

donde el sol se levanta más temprano

ofreciéndonos ese día nuevo.

 

Es poder contemplar en la distancia

la romántica luz de un lucero

y al mirarlo constante noche a noche

elevar este amor hasta el cielo.

 

Es atrapar el tiempo entre mis manos

y saber que la dicha es alcanzable,

creer sentir que todo se deshace

y todo se renueva al mismo instante.

 

Es ir más allá del pensamiento,

descubrir o inventar nuevos lugares;

sumergir mi mirada en tu pupila

y perderme en un sueño interminable.

 

 

 

Jhon Ali Yavari Yoshioka

 

Músico y estudiante de Licenciatura en Literatura en la Universidad del Valle, seccional Palmira. Ha publicado ensayos y poemas en la revista digital mexicana 135 Magazine y fue incluido en el poemario Entre espinas y versos, de la editorial Komala. Actualmente se encuentra desarrollando su trabajo de grado, enfocado en la exploración de la identidad cultural iraní a través de la escritura creativa.

 

 

 

Cruzando el mar se encuentra mi padre

 

Padre,

un día traté de entender

el silencio de los que están

y el tuyo, que ya no estás.

Inicia la excursión hacia el centro de tu naturaleza,

rescatando lo que el olvido intentó engullir.

No hay un día en el que no recuerde

los castillos de barro que construiste con madre.

 

Cuatro camas,

un patio,

una cocina bonita.

La escena fue atravesada por un llamado,

dejando en los castillos una intriga

que más que preguntas, arroja golpes.

Y quedamos en silencio,

tratando de entender

por qué un día se dejaron de escuchar las botas de cuero

y el llanto de un presagio del reposo.

Los gorriones abren el vuelo hacia los tiempos

donde los golpes eran hijos de los espasmos

durante el entretiempo de la guerra de cosquillas.

Intentan comprender cuándo se borró

la huella de los cuatro.

Y luego entiendo

que el silencio no surge

como un estallido en medio de los paraísos;

el silencio es un reflejo

de algo que nunca se fue.

el silencio es otro nombre que tienen

los laberintos en los que no dejo de extraviarme.

Siempre vuelvo al inicio

porque es el lugar que no me obliga

a jugar juegos de memoria

o adivinanzas

o teatritos de la vergüenza.

ese es el problema, padre.

Tú juegas.

Nosotros no jugamos.

Nunca quisimos jugar.

Pero ahora

los castillos, las cosquillas,

las cuatro camas, el patio,

la cocina bonita, la huella,

son solo un eco

que cada vez se apaga más,

y más,

y cada vez más,

dejando en su lugar

al silencio

que también es laberinto.

Padre,

un día quise saber qué había al otro lado del mar.

Pero desde aquí se ve gigante.

No sé si es miedo o admiración,

pero ya no quiero cruzarlo.

 

 

 

 

Franz Wesley Aguirre Muñoz

 

Nací en Palmira, Valle del Cauca, Colombia, el 25 de mayo de 1959. De profesión Contador Público con Posgrado en Revisoría Fiscal y Contraloría, ejerciendo hasta la fecha del retiro definitivo de las actividades laborales, durante 41 años, en los sectores privado y público y docencia universitaria.

 

Desde muy temprana edad, rondando los 14 años, comencé a escribir algunos versos y gracias a una colección de 1916, revista “El Idilio”, que aún conservo, propiedad de mi abuela (q.e.p.d), se despertó en mí, el apasionamiento por la lectura de poesía. Mis primeras composiciones poéticas, bajo lineamientos de la poesía clásica compuesta en versos, ritmos y rimas, se remontan al año 1979, cuyo canto principalmente está dedicado a la mujer con loas y congojas, aunque dentro de sus escritos se encuentran también otros temas y dedicatorias. He participado en recitales de lectura de poesía, destacándose el Festival Internacional de Arte y Cultura Ricardo Nieto, como miembro del Colectivo Poetas de la Calle.

 

A unos ojos

 

Tus ojos verdes bajo el oro

de tus cabellos en la frente,

son la armonía de un coro

seráfico, delicado e inocente.

 

Impasible poso mi vista en ellos

y mis ilusiones y delirios

son los paisajes más bellos

saturados de rosas y de lirios.

 

Se tornan en dicha mis abrojos

al percibir una tenue sonrisa

forjada en tus labios finos y rojos

y el ondear tus rizos por la brisa.

 

Ese es mi nocturnal sueño…

mas al despertar con el alba

sé que es otro el dueño

de esos ojos, espejo de tu alma.

 

 

Joselyn Rico España

 

Nacida en Palmira, Valle del Cauca, Colombia, ha sentido desde la juventud una fuerte inclinación por el universo de las letras. Obtuvo una mención de honor en octavo grado en el Tercer Concurso Inter colegiado Gotitas de Poesía, de Ricardo Nieto en 2014. Su camino toma forma al cursar la carrera de Licenciatura en Literatura en la sede de la Universidad del Valle en la ciudad donde enfrenta un grave reto para cualquier escritor: ¿Qué es escribir?, ¿Cómo saber si lo que escribe es poesía? Consecuente a sus esfuerzos por encontrar la respuesta, postula tres de sus poemas en la presente antología, con el objetivo de trascender tal barrera y vislumbrarse como una futura escritora poeta.

 

 

Con claridad

 

Me pueden ver como se ve a las calles en un día soleado,

me pueden ver como a las estrellas en un valle oscuro,

me pueden ver como las abejas a los pistilos,

como una madre a un hijo,

como la luz de un faro, de un carro,

que viene por la autopista.

¿Cuál es mi rostro?

¿Cuál era?

Como la luz de un faro, de un carro,

que viene por la autopista

y encandila el ojo, lo quema, lo llaga

y tapa la roca, y choca el carro.

 

Choca el carro y estamos a la deriva

¿Cuál era mi rostro?

 

Se pierden los sobrevivientes,

sin valles, sin sol, sin claridad,

entre siluetas borrosas.

 

Me pueden ver, conocen mi rostro.

 

 

 

 

Karen Alexandra Castaño Gómez

 

Estudiante de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle, Defensora de Derechos Humanos. Activista, cuentista, tallerista, escritora y poeta. Ha participado en la Feria Internacional del Libro de Cali: con poesía y su taller de Psicoliteratura. Participó en el festival internacional de cuentería el Vení Contáme Ve con su adaptación del cuento El caballero de la Armadura Oxidada de Rober Fisher. Tiene publicaciones en revistas internacionales como Kametsa (Perú) y en editoriales colombianas (Mi máquina de escribir).

 

 

 

Viaje

 

Al otro lado del mundo,

una niña aprende a nadar.

Con las palabras del árbol

y el fruto que revela su desnudez,

se abre paso en el agua.

 

Bailando con los peces,

deja que la ligereza

fecunde sus huesos frágiles.

En su inmersión,

el lenguaje del árbol la envuelve,

sus movimientos infantiles

tejen un aura de inocencia.

 

En el agua,

el eco de la tierra se disipa,

y el recuerdo comienza a ahogarse,

mientras la niña se funde

con la vastedad del océano.

 

 

 

Danilo Calvo Sarmiento

 

Nacido en Palmira (Valle)en 1953, gemelo univitelino, licenciado en Bioquímica, especialista en Desarrollo Humano y Organizacional, Maestría en Educación de Adultos. Exfuncionario directivo docente de Santiago de Cali, profesor de la Universidad del Valle, exprofesor de la Universidad Santiago de Cali y otras Universidades de la Capital Vallecaucana. Asesor, consultor e investigador académico y empresarial.

 

 

 

Remembranzas citadinas

 

Sobre el arista occidental de la cuadrada Plaza de Bolívar

una mole elegante de corte republicana,

por su arquitectura,

se levanta la majestad suprema del municipio

en tres horizontes de oficinas que dan

cabida a los innúmeros negocios del Estado.

 

Desde el tercer horizonte, recuerdo

el volar colectivo de miríadas de palomas

que ante el aturdimiento ocasional

de un ruido, redondean la plaza con su vuelo

para aterrizar sobre los granos de maíz

que paisanos diversos, y adrede, dejan para las aves.

 

Es plenamente audible, el sonido metálico y sordo

de las herraduras de los caballos que arrastran

las victorias gobernadas por el paisano humilde

de sombrero y tenaz perrero, cuando

atiende el transporte de turistas y raizales ciudadanos.

 

Por entre el paisanaje de la Calle 30, que palpita,

vienen a mi memoria mis deseos por llevar

en la última década del siglo XX

sobre mi muñeca, preciosos relojes de la joyería Blanary

y saborear más arriba manjares de la Gitana.

 

Y llegando a la orilla de la Colombina,

donde la Trinidad parece gobernar mirando al sur,

bajo mi caminar por entre las Delicias

veo al final los espacios familiares,

y el aroma de miel de purga y caña picada con pasto

me despierta el recuerdo montado en carretilla

eventualmente jalonada por un blanco y rumiante bayo

que agradece con el relinchar suave y repetido.

 

Poco se ha dicho quizás,

pero la distinta fauna secretos tiene

que entre ellos el agradecimiento es más eterno

que el que profieren quizás los ciudadanos.

 

 

 

 

 

 

Este libro se terminó de imprimir

en el mes de agosto de 2024

bajo el diseño, maquetación y diagramación de

Ancla Ediciones

anclaediciones@gmail.com

Cel.: 3102590375

Fuente de páginas internas: Garamond 14 y

Century gothy 16 puntos

Tipo de papel: bond 75 gramos

Tipo papel caratula: propalcote mate 250 grs.

Palmira, Valle.

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