Es un servidor penitenciario con una trayectoria de 20 años de servicio, abogado egresado de la fundación universitaria Cervantes con estudios de investigación criminal y policía judicial. Estudiante de maestría en Derechos Humanos de la UPTC.
Desde su juventud encontró en las letras y el arte, una válvula de escape a la crudeza de la realidad, haciendo de la poesía un ejercicio de sanación a las heridas de la vida misma. Como lo hizo con su primera obra “Luciérnagas en mi almohada” con la editorial ITA, publicado en el año 2019.
MIRADA DE DOLOR
A pesar de todo
siempre entendiste todo lo que te decía,
aunque cuando me hablabas
era completamente indescifrable para mí,
fueron tus gestos nobles los que llegaron a mi corazón,
Como el día que solo buscabas calor en mis piernas
para pasar la noche fría o esos momentos
donde solo me contemplabas en silencio y tranquila.
Con la única demanda
de una caricia en tu rostro para dormir la siesta:
antes no fui capaz de entender lo que me decías,
solo ese día cuando tus ojos me gritaban al alma
¡no me dejes, tengo miedo!
Y no pude hacer nada, perdí la batalla con la muerte.
No fueron suficientes los ruegos y las buenas intenciones,
te ibas, te dejé ir, ahora ya no estás.
Y lo único claro
fue la mirada cuando esperabas en agonía esa inyección
que te haría dormir para siempre.
OÍDOS EN TUS PAREDES
Qué importa si tus paredes tienen oídos
y tus besos están prisioneros
en una jaula de miradas inquisidoras,
coronadas de abolengos decadentes,
ataviadas con mentiras para eso que creen es una vida.
Naciste libre, hija del viento,
soñando con rimas impregnadas de sabiduría,
jugando con el compás de canciones ya olvidadas;
a pesar de tantas arremetidas,
guardas estoica el secreto que fue revelado a tus inocentes ojos.
La música de tu voz es el grito de una lucha
para acabar lo injusto y corrupto.
No puedo cambiar nada de ti;
no soy el arquitecto del mundo
y no me interesa ese poder.
No pretendo cambiar nada de ti;
no soy un cruzado dispuesto a dar batalla,
ya mis guerras han terminado.
No quiero cambiar nada de ti;
solo soy el que te mira ahora, sin pretextos, sin pudor,
son sólo ojos que exclaman sin temor a ser escuchados
por los oídos en tus paredes.
NUEVA FE
Oh divino creador que abandonaste mi corazón.
¿Con qué he de llenar este vacío?
Abriré mi propia iglesia
y el incienso será reemplazado
por el inconfundible aroma de cuerpos deseosos.
No habrá un solo templo,
serán tantos como los lugares donde pueda encontrar tu carne
y puedas encontrar la mía.
Las únicas epifanías serán cuando cierres los ojos
y el placer te lleve lejos un instante a la vez.
Mis oraciones dejarán de ser palabras erráticas
para convertirse en besos sagrados
tocando hasta lo más profano cada vez que te ame.
Fundemos nuestra iglesia,
seamos hijos y padres de la creación que solo el amor entrega.
CÓMO QUISIERA CREERTE POETA.
Cómo quisiera creerte poeta.
Describiendo universos más allá de lo conocido
cuando me miras a los ojos.
Hilando con tus palabras una muselina ostentosa
pero que no ahuyenta mis miedos.
Con cada suspiro entre versos,
no tengo certeza si rememoras antiguos dolores
o sueñas el incierto futuro.
Cómo quisiera creerte,
si has condenado al amor tantas veces con tus letras profanas
y otras tantas como si fueras un alquimista
le quieres devolver la vida.
Por eso, antes del adiós solo regálame un silencio
para creer en el hombre
y olvidar los versos de los que mi corazón duda.
FALSA VICTORIA
Nunca aposté a un juego que de entrada estaba perdido.
Engañando lo evidente,
a sabiendas que el premio era un adiós sin pronunciarse.
Carente de una estrategia, solamente haciendo tiempo,
para que el vacío avance triunfante
y carcoma de manera implacable el alma ilusionada
que se aferra a una sonrisa difusa entre recuerdos.
Por más señales y clamores para avivar la partida,
todo está imperturbable, gélido y ausente.
Porque así, se quiso.
Porque así es más conveniente.
Porque así, eres más feliz.
Termina tu pasatiempo,
mientras mi vida se escapa una vez más con tu silencio.
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