Nacida y residente en Pereira, adoptada por Medellín durante 39 años. Médico y cirujano de la Universidad de Antioquia. Libros editados: Nacer de nuevo (poesía, 2014), Historia de un libro (relato autobiográfico, 2016), Eva se enamora de un fantasma (Poesía, 2018). Poemas y otros textos publicados en revistas nacionales como Puesto de combate, Ulrika, La Musa Sonámbula, Diámbulos, Literariedad, las2orillas. Antologías: Tejedoras de luz (México, 2014), Retos poéticos (España, 2017), Ave Verbum (España, 2019), Un travieso sol entre las calles - poetas pereiranos (Colección literaria La Chambrana, 2019), Golpes de realidad (Secretaría de cultura de Pereira, 2018).
HERENCIA
De mi padre heredé
su porte sencillo y digno,
el tono firme de la voz
que tantas veces me negó
paraísos verdaderos y falsos,
el amor pobre de caricias
y de corazón pleno,
el desgaste de los intentos
de mostrarme el mundo
a través de sus ojos
para que ningún otro
-tonto como él-
me hiciera daño.
Me amo tanto y tan torpemente sin poder saberlo.
A él también le entregaron el libro de la vida con todas las hojas en blanco.
HERENCIA II
De mi padre vienen a hablarme
canciones con crucifijo
y otras donde confiesa su adoración
por la mujer que aún me trae al mundo.
Escucho el tarareo tímido de su voz
y veo su lágrima que asoma
orgullosa del tiempo
desde el rabo diminuto de su ojo derecho.
Hay noches en que me acurruco en la infancia
para buscar su mano
que cura mis dolores de panza o ausencia.
Como él
tuerzo la boca cuando digo mentiras o me enojo
sufro de temblor de hambre
economizo
y cuido a esa hechicera de ojos claros y un hueso roto
por la que todavía canta mi padre.
VACÍO
Soy un poco el vacío que me habita,
que duele sin tener carne ninguna
y no es queja mi voz, que resucita
sin mucho que decir, inoportuna.
Acepto este dolor que me recita
los versos más indignos y me acuna
y en un cofre los guardo en mi mesita
como una maldición y una fortuna.
A veces he creído que está afuera
aquello que me alivia el desconsuelo
de que la vacuidad existe en todo.
He renunciado al tiempo de la espera
y fusioné el infierno con el cielo
y en el vacío estoy de cualquier modo.
EN CELO
Una tonelada de hormonas,
de repente, son liberadas
en mi torrente sanguíneo;
cambian mi humor y mis líquidos.
Algunos machos lo detectan,
se acercan,
entre hechizados
y guiados por el instinto.
Nos observo
-como lo hago con otros animales-
y, sobre mi animal,
mantengo el control.
Será
Será la tarde lluviosa
la luna menguando
el amor de los gatos
-tan afín a mi soledad-
que el agua encuentra de nuevo
lugar entre mis párpados
y los sueños me preguntan
cómo se descansa en paz.
Comentarios