Guayaquil, 1984, Escritor, Investigador Histórico y Artista Plástico.
En el 2009 produjo el documental Tras Las Páginas de Gallegos Lara.
En el 2010 publicó “El asesinato de Rafael Brito Mendoza”. En el 2016 el poemario El deseo de las palabras. En el campo histórico su trabajo se ha dirigido a desarrollar procesos de investigación y recopilación de información en archivos históricos culturales y populares para la divulgación y resignificación del patrimonio documental desde la participación de las comunidades o grupos ciudadanos.
Desde el 2012 es Director de la Colección de Pensamiento Marxista Ecuatoriano.
Desde el 2018 es Director del Instituto Cultural Nuestra América ICNA.
Actualmente trabaja en la organización del Centro Documental de la Memoria y es uno de los fundadores de la Junta Regional de Historiadores Bicentenario de Guayaquil.
QUEBRAR(NOS)
He desembarcado en el trasfondo de la claridad;
en la ejecución semántica de la sencillez
en el vocabulario insólito, latente, desconcertante,
combinación persistente de la poética,
matices melodiosos en las palabras nocturnas del campo,
del silencio infinito,
como las alas azuladas de la guirmalda,
con la perpetuidad del viaje incesante, consagratorio,
en la misma capacidad de depurarnos de los
sofismas burgueses,
anacrónicos en su estética deformadora de conciencias.
Este es el instante preciso para quebrar(nos) las paredes.
LA VENTANA DONDE EL ÁRBOL YA NO ESTÁ
Bajo el paraguas de la lluvia anochecida
señal incierta de los sonetos frescos de Guayaquil,
es evidente desde la singularidad de tus pestañas
como creación explosiva de escarchas,
volcada con la desnudez de los libros,
sin la frecuencia lectora de aquellas tardes
ebrias en narrativas y memoria,
con la mirada al cielo como abeja recostada en las flores,
provista en los párrafos de la obra del Jorgenrique Adoum
empapado en la comprensión de las reivindicaciones,
abonada por mis voces con sabor a vino,
codificado en los manuscritos labrados en la tierra,
criptograma endecasílabo murmurado como poema,
guardado en la clandestinidad de la confesión,
adormecido en el silencio, por la dispersión del encuentro,
leyendo poemas mientras soy alumbrado por la lluvia,
como testimonio surcado entre la madera
de la ventana donde el árbol ya no está.
SONORIDAD
Vientre poético,
punto de lectura meridional de mis versos,
como un sol en contratiempo
precipitaste el sentido de la seducción,
curvaste las manecillas del reloj,
mi boca comenzó a moverse
de acuerdo a las coordenadas
de tu cuerpo, del silencio,
del propio deseo de las vocales en describir
tus párpados fulminantes,
dibujados en los meses otoñales,
acoplados por la lluvia que descansa
en el torrente que cae por tu cuello,
donde deposito mis sueños.
La tarde nos mira con tus ojos de caramelo,
con tus pies desnudos cubiertos por mis manos,
creando acordes en la progresiva sonoridad de tus piernas,
en estos muslos que ahora,
son audífonos para escucharte
por dentro.
CAFÉ
Que decir cuando, sin que te anunciaras, has vuelto
terriblemente, arropada por este cielo gris.
La brisa llora atormentada por la niña que fue corriendo
sin saber a dónde por el inmenso mar.
Ni tus dóciles montañas se han salvado
de mis ojos de aviador,
planeando muy cerca de tus ángulos
con el único fin de estrellarme.
Es aquí donde extraño no poder tomarnos un buen café...
INEVITABLE
Es inevitable para el poeta
soportar el peso de las expresiones,
la liberación de las conciencias,
lleno de ingenuidades
publicados oportunamente en la pérdida de los libros
Es así como hemos anunciado
la valentía de nuestra adolescencia,
de las generosidades de los cuerpos
de las imprentas acaloradas,
y los cantos itinerantes.
Vuelvo a la hipérbole, desbocado en la lujuria
maravillosamente ilustrada en agua caliente,
abocado sobre los textos de idiomas, y las mañanas devorantes,
entre los saludos de segundos y las miradas textuales.
De lo digitalmente poblado en la fragmentación de las voces,
a lo cotidiano y sutil, como es realmente la humedad de la tierra.
Somos un círculo en esta vida cuadrada.
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