(Guatemala-1962) Premio Literatelia 2019 para la publicación de obra con “Las Horas Verdaderas”. Es autora del libro de cuentos “La Cueva del Diablo”, publicado por CONACULTA. Ha coordina y publicado la serie “Yankuik Xochikuikatl Tamoanchan”, “Canto de Tierra: Antología poética de Abraham Rivera Sandoval y Esperanza Carrillo”, “Mauiltlajtol: Palabra que juega”, “Oyiya Sepa: Había una vez” y “Toxtle Uan San Totoxtle: Las Aventuras del Conejo”. Su poesía forma parte de las antologías: “Poesía en Rojo”, “2000 palabra 20 años después”, “Pervirtud poética II” (Canadá), “Mujeres Poetas por la Paz”, “Viejas brujas II”, “Faros de Esperanza” (República Dominicana), “Revista Tramas”, “Kosamatlahtol: Arcoíris de Palabras, Volumen VII”, “Coordenada de Voces Femeninas, volumen VI” y “Zenzonpalanilisti: Vuelo de Zenzontles, antología del primer Encuentro Nacional de Poetas y Cantores en Lenguas de México”. Es coautora de: “Atlas de la Cultura Popular Morelense”, “Los Muertos en Morelos: Celebración y Culto”, “Danza de Pastoras de Yautepec”, “Gastronomía tradicional Morelense”, “Tlamachtiloyan: La escuela” (teatro náhautl de Morelos), “El Origen del Chinelo”, “El manuscrito de las hadas” (Cuento breve). A participado en encuentros y festivales nacionales e internacionales como: “Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el País de las Nubes”, “IV Fiesta de Las Culturas Indígenas de la Ciudad de México”, “Encuentro Iberoamericano de Poesía”
LA CURANDERA
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
He de curar tu espanto,
alejaré de ti
el mal de ojo,
limpiare tu camino de envidias.
Quitaré lo salado
de la vida,
borrare el mal,
soplare sobre el mal aire,
llevare la ofrenda al hormiguero,
leeré el daño
que oprime,
diluiré la angustia,
la tristeza será pasado,
porque así lo sé,
porque así lo aprendí.
Cuando a mi abuelo le cayo
un rayo,
no murió,
pudo soñar,
le entregaron
la sabiduría divina,
el conocimiento
de las plantas sagradas,
los misterios de los airecitos,
el poder de los hormigueros.
Yo le vi curar,
él me entrego
sus saberes.
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
Soy la curandera,
yo sé,
aprendí,
miré como mi abuela
prendía las velas,
elegía las plantas,
les sacaba la cura,
escuche su oración, su canto...
yo sé,
yo aprendí,
yo sano.
Con este huevo de gallina criolla
Voy a curar el susto,
alejaré el espanto,
tu miedo de vivir.
Ya lo tengo,
ya rezó,
prendí las velas,
enflore el altar,
soy curandera.
Le puse alcohol al huevo,
ya lo paso por tu cuerpo,
oro en tu cabeza,
lo paso por tus manos,
por tu rostro,
por tus piernas,
lo paso por tu espalda,
ya suplico:
"Padre nuestro..."
lo unto por tu cuello,
en medió de tus piernas,
por tu cintura,
yo sé,
aprendí de los que saben
levantar la mollera,
quitar el empacho,
devolver el equilibrio
entre cuerpo y alma,
de ellos aprendí,
soy la curandera,
soy la mujer que sana.
Leeré tu mal,
ahora tengo el vaso
lleno de agua clara,
pase por ti el huevo,
canto las palabras
de Dios,
ya parto el huevo,
lo vierto
en el agua pura,
dentro del vaso lo hecho,
se va la yema al fondo,
suben los bastoncitos de la clara,
se arremolina el mal,
ya veo,
ya miró las bolitas que se forman,
veo daño,
te han hecho mal de ojo,
te limpiare,
aquí las hiervas que corté,
aquí la ruda
para que se lleve el mal aire,
paso el manojo de hiervas por tu cuerpo,
ya te limpio,
ahuyentó el daño,
la envidia se retira,
el susto de vivir
se va.
Ya te rameo,
ya te curó,
vas a estar bien,
vas a sonreír.
Pongo las ramas junto al altar,
ahí queda el daño,
ahí se purifica.
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
Tres veces lo diré,
tengo la botella de aguardiente,
doy de beber a la tierra,
tomó un buche,
ya canta mi mente,
digo oración,
estoy tras tu espalda,
ya tengo caliente
el buche de aguardiente,
cierra los ojos,
estate quieto,
estate en paz,
ya es el silencio,
te escupo,
en la nuca te escupo
el aguardiente,
no supiste cuando,
no supiste como,
solo sentiste frío en tu nuca,
ya brincaste,
gritaste asustado,
ya grité yo:
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!...
tres veces fuerte y te escupo,
tres veces lo grito,
escucho tu espíritu,
sacaste en tu grito el miedo,
tu alma volvió a tu cuerpo,
sonríes,
se te fue el mal,
se curó el espanto,
el mal de ojo,
ya te corté la envidia,
ya estás en paz,
estas bueno.
Enterrare el mal que chupo
la ruda,
la envidia que debelo el huevo,
en la tierra enterrare la ruda,
el huevo al río,
que el agua limpie
la envidia,
que se lleve lejos
la salación,
tu cuerpo y espíritu están juntos,
ya sanaste,
ya estás aquí.
Ahora ándate,
sigue el camino,
guarda los huevos de la gallina criolla,
vuelve otra vez,
en viernes has de regresar,
que tres veces he de sanarte,
solo tres veces,
y serás sano,
correrás feliz,
sin miedo,
con equilibrio,
por el sendero del existir iras.
Yo sé,
yo vi,
yo aprendí.
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
¡Raúl vuelve a tu cuerpo!
yo sé,
aprendí de los abuelos,
yo sano.
Yo soy la curandera.
LA CINTURA DE AMÉRICA
En la cintura de América nací,
capitanía general de Guatemala
nombrada por los españoles
hace ya una lejana historia.
Día casi noche de luna creciente,
primavera de mi primer lloro,
sobre las aceras
botas de soldados
percuten la sonaja del miedo,
bajo las ventanas
no hay calor de tibio regazo
ni arrullos que escapen al toque de queda,
ni seno que calme el hambre
que sobre su gente
ciñe la cintura desunida de América.
Ay la tierra de mi madre
ya no nuestra,
Ay del Quetzal que muere en cautiverio
y de los hombres marchitos
esclavos de las compañías bananeras,
antes del 62, del Soconusco escapo mi padre
harto de cortar bananas,
con el hambre amarilla pegada sobre los huesos
y el centavo fruto de 7 días de labor sobre su palma,
después fue preso en Nicaragua,
denunciado como guerrillero,
él, caminante en busca de nubes,
pacifico viajante de las lejanías,
la memoria que no es mía confunde el entrecejo
del relato.
Colonia de Colonias mi Guatemala,
compartida historia de opresión,
siglos de sujeción,
Chile, Honduras, Salvador,
Nicaragua, Costa Rica,
como diría Guillen:
“Tierras oscuras,
tierras de alambre para vuelo y ala,
quemadas por iguales calenturas,
secas a golpes de puñal y bala,
y en las que garras duras
están con pico y pala
día y noche cavando sepulturas...”
Ríos de sangre que desmienten
el hilván de la unidad,
y sin embargo andan las mismas veredas.
Los pies descalzos de mi madre
bajaron el sendero del río para calmar la sed,
la tristeza marchita de mi abuela,
cosecha de café,
piso de tierra para la fatiga.
Hace doscientos años mi tatarabuela
no imagino mis ojos, ni mi existencia,
yo sigo sin saber quién fue,
¿conocería ella al primo de mi madre?
desaparecido
que busco el renacer de su patria en la guerrilla.
Mi amiga aún llora al prometido
que desapareció la guerra.
Bicentenario que celebra la unidad,
movimiento independentista centroamericano
que no se tejió para el bienestar
de los humildes tantas veces conquistados
eternamente despojados, fieramente empobrecidos.
15 de septiembre de 1821,
junta de notables religiosos y criollos,
hijos de esta tierra, más nuevos que los anteriores,
los otros, los indios,
usados y expulsados del bienestar logrado,
independencia de Centroamérica que borro
el dominio español,
para ser cruel dominio sobre la tierra propia.
Hambre que perdura,
guerras que se suceden,
olvido sistémico y sistemático
que levanta rezos para los desaparecidos de la desigualdad.
Tras la liberación de la bota española:
patio trasero de los Estados Unidos,
Acuerdos de paz de Esquipulas,
Utópica ilusión que se persigue.
Mis hijos a la distancia de siglos
conocieron ya el abandono de los cafetales,
la pobreza de sus ancestros y esta historia
que tiene retazos comunes de olvido y decadencia.
¿Conocerán mis nietos ríos que no arrastren lamentos,
una Centroamérica unida por el bienestar de sus hombres
y la honrosa memoria de sus muertos?
Que no pasen 200 años, para que mi tataranieta,
que, si imagino,
pueda sembrar flores en campos de paz.
ESCUCHO
Escucho
la ausencia de tus pasos
siseando mis recuerdos,
abrazándose a las noches
sin luna,
enfermando estos sueños
de risas coaguladas,
de ansiedades fortuitas,
de despertares insomnes;
y espero…
espero
bajo esta bóveda
de ojos suspendidos,
de luna por nacer,
que tu huella no sea
sólo marca impresa
en la memoria,
cabalgata de horas
que perforan los poros
de la piel,
retrato de tu simiente
revelada
en el mar
de mi vientre.
NIKAN UITS IN TLAJTOL
Nikan uits in tlajtol
Yeyemanki
Kenin tlasol in yolistie,
Asen itech nemilistie
In tlatlaka iuan suamr
Kin notsa.
Nikan tlakate oksepa
Kanin yejkapopokatepetl
Kittilia inin tonajme panotiue,
Kixitiya inkuechkayo inin pilame.
Nikan mouikatiya
Tlan tlaxochimoloni
Itech inin yolotl.
Ijuan, inon kimate,
Inon ueuentzitzin,
Kikualika
Kenin temamakalistli
Kenin xochitl patlaua,
Itech ikamak tsitsikuine
Uan choloua inon tlapalme
Tlapalotiya inin tonali Hueyapan.
Kenime xochime ihuan kimate,
Kixmate inon tsopeltlajtotime
Uan kikualika uan temaka
Kenime tepak atzintli
Uan iuan
Kikualika tlajtoli inin altepetl
Uan tepepopoka,
Ma moilnamiki
Ma amopoliui,
Mamokaua
Ipan toyulo.
AQUÍ SE TRAE LA PALABRA
Aquí se trae la palabra;
Suavemente,
Como el amor y la vida
Llega a la memoria
De los hombres
Y las mujeres
Que la llaman.
Aquí resurge;
Como viento del Popocatépetl
Refresca la vida
Y alimenta la sonrisa de los niños,
Aquí canta y florece
Cerca del corazón.
Ellos, los que saben,
Los abuelitos,
La traen como regalo
De pétalos abiertos,
De su boca salpican y escapan los colores
Pintando el día
Como las flores de Hueyapan.
Ellos son sabios,
Conocen el embrujo de la palabra
Y la traen y la dan como agua clara
Y con ella traen la historia
Del pueblo y el volcán
Para que se recuerde
Y no se pierda,
Para que quede en nuestro corazón.
Xinechnotsa Háblame,
Kititoga yolcogua Ahuyenta este dolor del corazón,
Itonal netlachogaltia Su sombra me hace llorar,
Tlaseuia iganin tik totlagolti Apaga con esto la tristeza, te escuchare.
Tinij kaguis temaskalko Dentro del temazcal descansare,
Noceuis Seré más fuerte
Nichi gauas Seré feliz.
Nies pagui.
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