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LUZ MARINA ARREDONDO




Poeta y gestora cultural nacida en manzanares caldas. Tuvo la oportunidad de asistir a eventos a nivel nacional y departamental, fue nombrada como gestora cultural por el ministerio de cultura y ha asistido como invitada especial a eventos culturales a México, Perú y El Ecuador

A echo su quehacer cultural en la ciudad de Palmira, trabajando como gestora cultural en proyectos auspiciados por la secretaria de cultura, realizando programas como talleres de escritura creativa con los jóvenes de los colegios de la ciudad y llevando a los barrios la literatura como poesía al barrio y encuentros departamentales de declamadores.




Si te quedas, amor,

He de amoldarme a ti como el mar a la playa;

Derrotada estará la soledad,

Para amarte alargaré las horas,

Será más dulce el cantar de las aves en la aurora.


Si te quedas, amor,


Dentro de ti estará todo,

He de cantar en ti, he de correr en ti,

Mis noches serán más serenas mi vida más plena.


Si te quedas, amor,


He de guardarme en ti para siempre,

Los árboles se llenarán de flores,

Los crepúsculos tendrán más gama de colores.


Si te quedas, amor,


Como la flor a su perfume, a ti estaré atada.

El paisaje que amenazaba sombras se llenará de luz;

Y esta sed de ti será saciada

Si te quedas, amor.






¿Qué puedes dar?, nunca hubo agua en tu fuente.

No puedes calmar la sed,

si tu árbol no da fruto

es estéril tu andar.


Te pueden colmar las manos de dones,

Y los tiras en los rincones.

Hay miopía en tu senda, sigues con la vista atrás.

¿Es acaso el pasado lo que te atormenta

o el futuro lo que más temes?


No te culpo por tu falta de coraje,

eso lo llevas hasta en tu ropaje.

Es tu destino volver a cruzar la senda.

Cuando aprendas a amar

Quizá me vuelvas a encontrar.


Quiero decirte lo que es amar:

Es ternura, compasión, empatía y comprensión;

poder entenderlo todo

sin juzgar nada.

Tú no puedes entenderlo, esto nació contigo,

Tú no sabes amar.




Hoy abrí las puertas de mi alma

llegaste con la sonrisa que hacen que tus ojos se achiquen

y semejen luceros por sus destellos.


Hoy al abrazarte sentí el latir de tu corazón cual tambor,

Me adherí a tu cuerpo, bebí de todas sus fuentes,

Vagué por todos sus paisajes.

E inventé para ti fábulas y cuentos

Y los deje incompletos para,

Cual Sherezada, poder alargar el tiempo.


el suspenso de cuál será el final

Te traiga a mi puerta de nuevo,

poder disfrutar de tu risa,

De tu cuerpo,

Me inventé para ti mil fábulas

Y cuentos y los dejé incompletos.




Tu nombre insiste en quedarse en mi recuerdo,

Florece en el jardín de mis días

Entre la aguja y los quehaceres


Lo he dicho tantas veces.

Lo he bebido, aspirado,

saboreado letra a letra,

Lo he amado y lo he odiado.


El viento me lo dice en sus ecos

en noches serenas jugando

con las estrellas lo he formado.


Tal vez no sea tu nombre

el que insiste en quedarse,

Si no este amor ciego

que no quiere dejarte partir.




Las palabras se han hecho escasas,

Las miradas furtivas,

Los silencios pesados,

La magia está perdida.


Éramos locuaces, jocosos, juguetones;

La risa siempre a flor de labios,

Flexibles pero fuertes -el amor era nuestra fortaleza-

Hoy nos hemos tornado frágiles


EL dolor horada, la desconfianza mina,

¿En dónde quedó el amor, en cuál recodo del camino se perdió?

¿En dónde, las ilusiones? a otros nidos han volado,

¿En dónde, la ternura; acaso la acunan otros bazos?


De recuerdos tengo el alma llena,

¿De qué sirve tener recuerdos si sólo causan penas?

En sueños mi esencia te busca,

Busca al ser amoroso, juguetón, jocoso.


Hoy te encuentro silencioso, lejano,

Indiferente a mis cuitas,

Indolente ante mi amor, ante mi dolor

¿Cuándo se perdió el amor,

En cuál recodo del camino se quedó?


Cuando llegaron los silencios,

Cuando ya no hubo que decir,

Cuando estando, te busqué y no te halle,

Cuando mire a tus ojos y no ardía fuego en ellos,

Cuando el frío los apago,

Ahí, ahí, se perdió el amor.






En la penumbra del atardecer,

Cuando las sombras se alargan

Me invade la nostalgia y

Evoco aquellas horas felices

Que a tu lado viví.


Soñábamos que la vida es larga.

Acunada en tus brazos, todo sonreía,

Veíamos pasar las horas y los días.


Como aquellos atardeceres

que pasé junto a ti,

hoy vivo los míos apoyada en tu recuerdo.


Sintiendo que no te has ido

de alguna manera estás conmigo.


En la brisa siento tu aroma,

y en el suave murmullo del viento

tu voz me dice:

¡te amaré por siempre!

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