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ÁNGELA ACERO RODRÍGUEZ




Diciembre 1981, Bogotá. Filósofa. Creció con la generación de la música en cassettes, el rock alternativo y los libros para bolsillos citadinos. Tiene una fascinación por los gatos, las metáforas, los árboles y el chocolate; colecciona paisajes detenidos en postales, hace música y fotografía. Tiene cuatro publicaciones de poesía: "Manecillas en estado alterado" (2013), "Dos días después de vos" (2016), "La Poetería" (2018) y “Los peldaños de la inercia” (2019).


Coordina talleres de escritura para jóvenes y adultos. Ha participado de varias antologías de escritores, programas de radio y encuentros nacionales e internacionales como el VI Festival de Poesía de Fusagasugá (2018), al XII Encuentro Universal de Escritores “Vuelven los comuneros” en Santander (2018), al XI Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico (Marzo 2019), Festival Internacional de Poesía de Manizales (2019), VII Encuentro Internacional Nadaísmo en Todaspartes Eje Cafetero (2020), Festival Internacional de Poesía en El Lugar de Los Escudos, México (2020), 30° Festival Internacional de Poesía de Medellín (2020), Encuentro de mujeres poetas colombianas del Museo Rayo (2020 y 2021), Festival Internacional de Poesía en el Caribe PoemaRío (2022) entre otros. Vive en Bogotá, su ciudad natal, pero tiene un alto porcentaje de su alma en Córdoba (Argentina). Ama el cielo despejado y disfruta de las cosas simples.


SELECCIÓN DE POEMAS ÁNGELA ACERO RODRÍGUEZ


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Encontrar la manera, ir donde al andar le plazca desacralizar el nombre, articular de nuevo la lluvia entre las palabras que saben caer

Olvidarse de agotarse y desagotarse, desamoldarse los ojos

sin agachar las pestañas, gesticular en elogios

sobre lo que para hoy importa


Encontrar la manera, colorearse el alma como uno de esos mandalas proféticos

que esconden la felicidad en el penúltimo trazo,

desmarearse

en este último sorbo de lluvia instantánea


Encontrar la manera, y una y otra vez deshacer ese nombre dando campo, otorgando espacio y promesa al mío propio que sabe renacer después de la última noche.


De Dos días después de vos, Duitama, Colombia, 2016.



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La ciudad se insola de noche,

hay tanto ruido,

tanto grito,

tanto asfalto,

una madre tropieza

y el llanto de su hijo

asusta a los semáforos

El insomnio parece

una luz intermitente

de un cruce caótico

alguien retrocede,

se persigna al compás

de la cuarta ambulancia

La ciudad se inmola

en un silencio tan confuso,

que nosotros,

-sus hijos-

solo lloramos

para asustar a la muerte.


De Los peldaños de la Inercia. Uniediciones, Bogotá, 2019.



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El parque de diversiones

empieza en sol.


En sol,

en mí,

en vos...


La bisagra arrítmica,

onírica,

ingrávida,

el balance improvisado

del carrusel que calla...


Aún hay caballos,

en sol,

en mí,

en vos...


El mundo se deshace

en laminitas de feria

que intercalan liturgias

de luces que nadie oye...


Una angustia delira

en la rueda que no quiere

volver en sí,

ni en sol,

ni en mí,

ni en vos...


Algo ríe

escondido entre los miedos

cuando el día estalla

y el silencio afina

en sol,

en mí,

en vos.


De Los peldaños de la Inercia. Uniediciones, Bogotá, 2019.




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ACCIDENTE


Cuando iba hacia la felicidad, crucé algunos vientos, saludé a la tormenta, me topé con tu abrazo, doblé a la izquierda, me perdí.


No he podido encontrarme, creo que ando en una curva de esas, o en algún viento o en aquella tormenta, creo que tuve un accidente hacia el final de tu sonrisa, porque por aquí todavía no he vuelto.

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AFUERA LLUEVEN PECES


La sangre se arropa de viento

evapora la lágrima huérfana

viste con fuego el espacio delirante

entre la sonrisa y la desnudez.


Levanto mi queja ante la montaña

me llueve el silencio,

la distancia,

y la muerte abajo del tedio

ya sabe jugar a las escondidas.


El cielo estalla en llanto

y afuera llueven peces,

se asoman a la cornisa

y mi tristeza entiende la intermitencia

en las manos de mi padre.


Los cristales del sexto límite

me apuntan con preguntas

ante las cuales guarda distancia

toda posibilidad de silencio

y en esa ventana de acuario

es inútil rescatar mis pestañas del olvido.


Mis letras se anudan despiertas

arropo la sangre con todo mi viento

afuera llueven peces,

se detienen a abrazar mis ojos

caen,

para que todo este mar

me sea más leve

que la espera.




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FB: Angelita Acero

INSTAGRAM: @mayolimbo


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