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Ángela García

Actualizado: 1 sept 2020


Medellín (Colombia) 1957. Poeta y traductora. Co-fundadora del Festival Internacional de Poesía en Medellín. Directora del documental “Tres preguntas y un poema” sobre poesía sueca. Dirige actualmente “El día mundial de la poesía” en Malmö. Es subdirectora del Centro de Escritores del sur de Suecia. Sus poemas han sido traducidos a diferentes idiomas entre ellos al alemán, francés, árabe, italiano, sueco, portugués. Igualmente ha publicado 7 libros de narrativa y poesía traducidos del sueco y del francés al español.

Algunos de sus poemarios son: Entre leño y llama (1996), Rostro de Agua, 1997, ed. Hipnos; Farallón Constelado/ Sternige Klippe. Español-alemán, Ed. Delta, Stuttgart 2003; De la fugacidad/ Om flyktigheten, sueco-español, Ed. Aura Latina, Malmö, 2005; Todo lo que amo nace continuamente, Univ. EAFIT, Medellín (Colombia) 2010; Retablos del movimiento, Aura Latina, Malmö, 2013. Apuntes para el Ejecutante, Ed. La Otra, México, 2014.

Una selección de sus poemas fue llevada a escena, bajo el título “Kropp framför spegeln” (Cuerpo ante su espejo) por el colectivo de teatro Peacock en 2019.


POÉTICA DEL CAMINAR

Mientras tanteo la distancia

siento mi abdomen como una lámpara.

Los pasos son pequeños y cortos

mientras degustan la distancia.

Llevo la atención a los pies,

al que permanece por segundos en el aire

justo mientras se levanta y es el del aire,

mientras el otro pie por segundos

está adosado a la tierra…

Segundos aéreos en cada pie,

segundos terrestres en cada pie.

Intercalamiento, sucesión, turnos.

Y mientras voy, la lámpara en mí,

se ha vuelto sol

mis manos se han calentado,

la distancia en vez de agotarse crece.

donde termina vuelve a ensancharse.

MONÓLOGOS DEL ÁRBOL

I

Le ofrecería a usted el instinto total del silencio

si no fuera por el soliloquio anudado

entre corteza y pliegues

del que acampó a mi sombra.

Ninguno era forastero para mí.

Aquí soy uno y dos, una multitud

con silbos columpiados por el soplo.

Está en mí lo que sin razones es,

no tengo otro argumento que estar de pié.

Son una sola cosa en mí crecer y cantar,

igual sonido reverdecer o armiñarme de copos.

Soy lo que tenía que ser, otra alternativa no hubo.

También seré el día de mañana y el de después

si la ronda de muerte de un prójimo suyo

no se interpone.

Usted comprende lo que quiero decir...

II

Todo lo tengo, puesto que la soledad no existe.

Me ofrezco y asisto.

Estoy en las nocturnas veladas de la Ópera

cuando flotaban aún entre mis hojas

las diurnas baladas de las cocinas de Klostergatan,

con efluvios del zarzal de rosas

desde el Pabellón de Margaretha.

Olisqueo el zumbido de los amantes

en los prados de Pildamsparken,

que contrasta con la plática del agua

al oído de los sauces en el jardín del castillo.

Pero no digo nada; ni encomio ni denuesto.

Ni contra el frío o los ímpetus volubles del viento

tengo alegato.

Mi asunto es el aire.

De la entraña común heredé la única doctrina:

Savia que asciende y brota.

Mi oda es el verde para los soles tibios

y desnuda firmeza en horas aciagas.

Si quieres una noción de mis festejos

deja un instante el corazón en vilo:

Sentirás conmigo cuando la raíz

empieza a erguirse en tronco,

y el limo esparce su carboncillo verde-bruma,

palpando a la vez aire y corteza.

Las pupilas eléctricas de las ardillas,

o sus correrías como hilos de agua

por mi tallo.

Quizás te rozaran los pies

conejos perfumados de cilantro y menta.

Y aunque tu vista no alcance, conmigo sentirías

el vehemente ajetreo de los nidos.

LO QUE CALLA Y LO QUE MURMURA

El aire toca sin ruido, pero no el viento

que tiene su cámara sinfónica en el bosque.

Semejante al agua en sus percusiones

pero que aligerada como nieve o rocío es muda.

Murmuran las ondinas en el lago,

las orillas de los ríos cosquillean al oído.

El filo del cuchillo silba

como la serpiente ante la víctima.

Son silenciosos la sombra y el guijarro,

pero todavía más la roca.

PAISAJE CONTRASTADO

Desde la distancia sólo se ve el árbol allá arriba

en la explanada que se remonta.

Parece un guardián atisbando el otro lado del mundo.

Hay una mancha oscura que lo acompaña

parece una figura humana.

- ¿La ven?

- Soy yo.

Todavía estoy aquí pero pronto

la única voz con que hablaré será el recuerdo.

Ahora en este cuarto oigo mi sangre

como una marea infatigable.

A intervalos el cascabel de las urracas

en los patios interiores.

Por mis ojos un idioma llega a mis dedos

toco verbos con pupilas y yemas,

sopeso palabra por palabra

y no quisiera que el tiempo pasara

en este ritmo que el corazón alcanza.

La poda de excesos como de las uñas pergeña

la escritura de lo despojado.

- ¿Qué dijiste? ¿qué lenguaje estás usando ahora?

- ¿Me convertiste en roce?

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