Caracas, Venezuela (1979). Ingeniero Industrial (2004), Licenciado en Ciencias Gerenciales (2006). Músico y escritor aficionado. Participaciones en tertulias poéticas del grupo Púrpura Poesía (Táchira, Venezuela) y en encuentros poéticos realizados en Cúcuta, Bogotá, Funza, Bucaramanga, Garzón y Pereira. Publicaciones digitales en el blog El duende soñador, diversas redes sociales y en las revistas digitales La100aga (España) y El Grafógrafo (UGC, Bogotá). Colabora como traductor para la revista internacional de poesía "Caravansary" de Editorial Uniediciones (2019). Publicaciones impresas en las antologías "América Grito de Mujer" (2017), "Homenaje al Arte como precursor de Soberanía y Fraternidad" (2018) de la Colección Comuneros del Mundo, Editorial Uniediciones, en su primera plaquette "Soplos en la bruma" (2019) y primer poemario "La vida despacio" (2019).
LA MÁCULA
Alimentarte de la tarde
Con los sonidos demorados, la mácula
Luz roja que parpadea sobre la ciudad
Un guiño con todas sus tentaciones
Vas a escapar de las horas
como el ciempiés del asombro
A dónde fue tu fe
A dónde la niñez
A dónde va un río que no suena
Como esperando el porvenir, vamos eludiendo los espejos
Escapando al solaz, esquivándonos la piel
Busca un refugio, un lugar donde no acabe el abrazo
A mitad de una canción busca un amor
Calla en el cigarro
Entumece la espiral
Entre el tuétano de tus dedos, echa el mar
Alguna vez levaré anclas e iré a salvarte
A dónde van los hombres que reflejan solo una sombra
A dónde los que mendigan el cosmos
Buscarán acaso el lomo de las estrellas
El canto inmundo de los gallos, su espolón mortal
Buscarán acaso el refugio, el abrazo
bajo la luz roja que incendia la ciudad
Buscando sombras que escaparon
se hicieron mácula
entre tu guiño y todas sus tentaciones
Vas a escapar de mi voz con el mar entre tus manos
Y yo, yendo, seré un río que no suena
FANTASMA
aquel niño que flota
columpiándose en la brisa
fantasma de un fantasma
juguete de miedos
celofanes blancos y negros
se quedará en las fotos esparcidas
sin las calles abominables
del corazón profundo
sin la calina
de los objetos que nos cuentan
sin el ruido de los gatos apareándose
ni ojos fucsia que vean a través de otra ventana
por la que volverán a ser mundo
mis tímidas proezas
CASI
ya casi va a salir el horizonte
al goteo minúsvalido de sueños
ya casi va a sonar la nueva canción
en el crepúsculo de los carrizales
ya casi se van a tostar las estrellas
para que se acabe el cielo detrás del vidrio
quién sabe a dónde los duendes
van a sosegar sus llantos
ojalá sea tierna
su desnudez
ya casi recuerdo el huerto
de los abuelos frutados
ya casi vuelve la caravana
medialuna fantaseando sombras gitanas
ya casi se va a salvar
el vientre del próximo hijo
quién sabe a dónde los duendes
van a trenzar las cabelleras
ojalá sea tímida
su palpitación
ya casi llega el miedo
me pongo la capucha antes
de embolar la última piedra
ya pronto se nos acaba la locura
quedaremos tendidos como huellas
al lado de turbias caricias
ya casi vuelvo a ser polvo
como cuando no es de noche
me voy a quedar mirándote
hasta que me acabe
ALGO ME NOMBRA
No quiero que sepa nadie de mí.
No entre la neblina
ni en la astralidad de los adivinos.
El río en que muere la vida del último día
y la noche en que se despoja el desierto
de sus arenas:
es un milagro no tener sed.
Preciso que comience a llover ahora
cuando ya el sol no puede hacernos carne.
Pero no llueve.
Es el momento en que se pronuncia solo
el mundo.
Y quedan oyentes, expectantes, esperanzados en una sentencia, tan siquiera una palabra, un pequeño rito que les quiebre la sordez.
Aunque no llueve, enmudecen.
No tengo motivo para recriminarles sus extravagancias.
Preciso que comience a aclarar ahora,
cuando ya la noche no quiere heredar mis sueños.
Algo sin rostro me nombra.
Bastaría con saberme yo mismo.
Si no estuviese ciego descubriría mis ojos
y todo lo que cuelga más allá de mi ausencia.
Ahora, hecho neblina, quedo.
LAS SANGRES QUE NO ESCRIBÍ
hay ácaros en este sueño
dictando sus patrones del mundo
yo me hago el sordo
para sobrevivir a sus tragedias
hay ácaros en los besos
y en las miradas de los extraños
escarbándonos
sin que nos demos cuenta
infestándonos de memorias
los ácaros me consuelan
les complace comer de mi oreja
como un último horizonte
entre sus bellas dormas, me ojean
hay ácaros creando un mundo
con la misma experticia de un dios
aunque sin su magra soberbia
ni la maraña de sus castigos
en donde encuentra astucia
acurruca el ácaro sus larvas
ni siquiera sabrás que su aliento
dormirá en este último beso
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