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Alejandra Lerma



Comunicadora social y periodista de la Universidad del Valle.

Es autora de los libros de poesía: Trébol de cuatro hojas (Coautoria-2014) Oscuridad en Luz Alta (2015) Precisiones sobre la incerteza ( 2017) , No habitar ya la tierra (2019), y La Herida Primordial, una selección de poemas de toda su obra, publicado en formato digital y descarga gratuita con la editorial Seshat ( 2020) Fue una de las poetas compiladas en la «Antología de la poesía colombiana del siglo XXI» (L’Oreille du Loup, 2017).

Algunos de los premios que ha obtenido son: XVIII Concurso de Poesía Ediciones Embalaje del Museo Rayo, II Concurso de poesía Ciudad de Palmira, I Concurso Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio, durante tres años consecutivos ( 2015-2017) fue ganadora de la beca de Estímulos para publicación de autores caleños de la Secretaría de Cultura de Cali, en el 2019 obtuvo el premio departamental Jorge Isaacs en la categoría de poesía y el Primer puesto en la Convocatoria Nacional Poética del aislamiento auspiciada por el periódico el Espectador y la editorial Cuadernos Negros( 2020).




Hemos tardado mucho en construirnos

Hemos tardado mucho en construirnos

Los derrumbes, por el contrario, son instantáneos

Siglos sobre eternidades para que existan las ciudades

años de resistencia para dar forma al amor

y sólo se requiere un pequeño segundo

menos

una milésima

y todo habrá acabado

No valdrán oraciones

ni llantos hondos

la esperanza es un traje raído

Quedaremos igual que en el principio

desnudos

sangrantes

desposeídos de todo

creyendo que el vacío es la carga más pesada de llevar.

En esta balsa de madera

Dame tu dolor

lo ungiré con el aire

liviano será tu pensamiento

te dormirás junto al aroma del mirto

te llevaré conmigo

en esta balsa de madera

a la que algunos llaman ataúd

y a la que tú y yo llamaremos casa.

Y si la muerte


¿Y si la muerte no es más que ir vagando

arrastrado la imagen de este cuerpo,

sintiendo las angustias

los dilemas

todo lo que en la vida nos dolió?

¿Y si la muerte no es más que sombra y rabia

un silencio feroz que nunca cesa,

un estar todos juntos y distantes

sin podernos tocar

sin abrazarnos?

¿Y si la muerte no es tan desconocida

y se parece al rostro de mi madre cuando llora?

Y si la muerte no va a volvernos sabios

ni apacibles

ni locuaces

Seguiremos cargando la misma estupidez

el odio

la amargura

Si ese paisaje hermoso

poblado de vestidos blancos

no existe más que en cuentos

¿Qué haremos de la muerte, dónde la encontraremos, cómo esperar por ella?

¿Y si la muerte es lo mismo que la vida?

A la anciana que seré

Aún no nos conocemos pero estoy muriéndome de a poco para que existas

Voy a dejarte un cuerpo que ostentarás gloriosa de haber sido la que fuiste la que no vendrá nunca más a contemplarte ante el espejo

Recordarás la firmeza de estos pechos la angustia de tu cabello herido por el verano seco

La valentía alegre de sonreír con los dientes intactos el desparpajo de entregar tu cuerpo a otro cuerpo en plena luz

Lo fácil

lo fugaz que era el amor

En cada lunar hallarás una arruga como un cráter del tiempo

Te dolerán los huesos no podrás saltar más para alcanzar estrellas –espero que a esa altura tengas constelaciones propias–

Se te va a caer todo y en ese abismo virtuoso te encontrarás a ti libre de máscaras libre de esta fútil belleza que te pesa en los hombros y en las caderas anchas

Vas a ser tan tú, tan yo es decir, tan nosotras

Reirás de pronto al leer un poema de una niña extraviada que cumple 23 y revienta de llanto ante el reflejo oscuro de su rostro.

Tus amigos elevan el féretro

Tus amigos elevan el féretro

lo alzan sobre sus hombros

mamá recuesta su cabeza en la columna del templo

yo entrelazo su mano

y mi hermana muerde su rabia

un temblor se aproxima

nadie lo nota

pero van a enterrarnos contigo.

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