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José María Ibarra


(CDMX, 1989). Escribante hacedor oriundo forastero de Naucalpan. Publica su obra en formato Letrapaq, arte objeto creado con materiales de re uso con el cual cuestiona el concepto de “libro” y su lectura. Miembro del grupo internacional 100 Mil Poetas por el Cambio, trinchera desde la que genera talleres de literatura y eventos de poesía en Naucalpan. Ha participado en encuentros de poesía en la república mexicana, Italia y Colombia, y sus poemas han sido traducidos al inglés y alemán. Actualmente es marchante editor en Cooperativa Cebollas Agrias.

ESCRIBIR…


Escribir para no morir para darle sentido a la vida para dejarme días que leer cuando esté seco

También porque es un ritmo improvisado que bailar

Escribir a veces sin razón con ideas cortas y palabras amontonadas que me vienen de la calle, de ella, de su silencio

De la ciudad que se alimenta de los sueños del insomnio que tarde o temprano acaban siendo discursos ebrios

Escribir como si fuera a importar a tener una diferencia con platicar sin mirar a los ojos o meramente como ejercicio de ansiedad y cada vez más rápido menos consciente o en demasía

Y escribir de noche para arrullarme con mis demonios eludiendo fantasmas que ya no sigo pero me aparecen en el muro cantando paranoia cuando leo los espejos y detalla una historia que no vivo pero que termina por ser la historia que avanza en los libros

Escribir porque sigo vivo con el sentimiento de miedo que en ocasiones parece más un pretexto una necedad de dar sentido al día, a todos los diálogos internos que sin turno disparan a la calma que se acurruca en la esquina de mis vicios, de algunos pasos que sálvanse del destino y logran evacuar el pasado

Escribir para arrancarse una costra una y otra vez hasta que sólo quede una grotesca cicatriz.


TENGO CADÁVERES COMO PARA HACER UNA CASA CON TODO Y CEMENTERIO

Hago la maleta y tomo a las nubes

Desmiembro los cuerpos y los riego para bendecir la tierra

Guardo la voz en distintos frascos para que los dedos dispongan cuando el reflejo solicite respuestas

Entonces, abrocho los zapatos

Saco el laberinto del bolsillo y con los ojos bien cerrados me subo en él para enredarme con los hilos del papel y ahogarme con la tinta.


COLCENTER

Te vuelves un mueble

La suerte que tiene el viento por ebriedad

Las horas que no entran en el turno de la mañana y se vuelven a dormir

El amor a cuenta gotas porque ladrones sobran en el dolor y los impuestos les dan préstamo por retiro

Te acabas en una silla

En una ventana para la fotografía mal enfocada

Eres la última razón para morir

Pero la primera para no enfrentar la guerra

Porque no eres tú y otra vez no amaneciste

Que también debes porque la esperanza viene a 12, 18, 24 o 36 meses sin intereses

Que te vuelves un mueble

La suerte malhecha en una orilla que debe sonreír porque vive

Cuando lo mejor sería que te embargaran el sol.

LA MUERTE VIENE…

La muerte viene

Mañana temprano

En los ojos de tu padre En las manos de tu madre

Viene en la vida de al lado Mañana temprano

Con su trémulo y certero andar Con el filo para abrir los recuerdos, detener el presente e iniciar la eternidad

Viene para irse contigo, llevarse la cuenta de tus muertes y empezar otra en otra vida.

SIN SON

{Violetas nubes se desangran sobre la ciudad}

Canciones para traer los días quietos con la morralla en el humo y los ojos vestidos rompiendo aves por la calle, traficante manada de aviones

Húmedo sol como su entrepierna Albañiles orientados a la invasión Ratonera de carnada en la esperanza y corrales lúdicos para sobornar bebés

Atracos a medio día para no perder la fama Policía que se achata los colmillos y morder con más fuerza Ancianas rodando por las escaleras de su familia ebria

Arquetipo cansado entre lunas de coladera Borregos con frío Hospitales adictos a la muerte Y una taza de baño que espera emerja una rata

Niñas en la pintura de su vejez gastan la cara Aprendiz de insomnio revolcándose en el subterráneo Vagones metiendo mano Amores construyen ciudad para disfrazarse Y sombras inventan amante para no dejar de fumar

Manifiestos que limpian tu obrar Libros que te enseñan de olvido Gasolineras pro vida vendiendo encendedores Abortos que menstrúan escenas en otra habitación

Impresoras con sello oficial y una revolución Computadoras en rehabilitación y usuarios engrapando sus mejillas Cámaras finas alegrando la ceguera Dioses sin jubilarse Armadillos desnudos taloneando la hipoteca

La paranoia de una guerra en la puerta Y la paz en calzoncillos por la huelga que no empieza.

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