(CDMX, 1989). Escribante hacedor oriundo forastero de Naucalpan. Publica su obra en formato Letrapaq, arte objeto creado con materiales de re uso con el cual cuestiona el concepto de “libro” y su lectura. Miembro del grupo internacional 100 Mil Poetas por el Cambio, trinchera desde la que genera talleres de literatura y eventos de poesía en Naucalpan. Ha participado en encuentros de poesía en la república mexicana, Italia y Colombia, y sus poemas han sido traducidos al inglés y alemán. Actualmente es marchante editor en Cooperativa Cebollas Agrias.
ESCRIBIR…
Escribir para no morir para darle sentido a la vida para dejarme días que leer cuando esté seco
También porque es un ritmo improvisado que bailar
Escribir a veces sin razón con ideas cortas y palabras amontonadas que me vienen de la calle, de ella, de su silencio
De la ciudad que se alimenta de los sueños del insomnio que tarde o temprano acaban siendo discursos ebrios
Escribir como si fuera a importar a tener una diferencia con platicar sin mirar a los ojos o meramente como ejercicio de ansiedad y cada vez más rápido menos consciente o en demasía
Y escribir de noche para arrullarme con mis demonios eludiendo fantasmas que ya no sigo pero me aparecen en el muro cantando paranoia cuando leo los espejos y detalla una historia que no vivo pero que termina por ser la historia que avanza en los libros
Escribir porque sigo vivo con el sentimiento de miedo que en ocasiones parece más un pretexto una necedad de dar sentido al día, a todos los diálogos internos que sin turno disparan a la calma que se acurruca en la esquina de mis vicios, de algunos pasos que sálvanse del destino y logran evacuar el pasado
Escribir para arrancarse una costra una y otra vez hasta que sólo quede una grotesca cicatriz.
TENGO CADÁVERES COMO PARA HACER UNA CASA CON TODO Y CEMENTERIO
Hago la maleta y tomo a las nubes
Desmiembro los cuerpos y los riego para bendecir la tierra
Guardo la voz en distintos frascos para que los dedos dispongan cuando el reflejo solicite respuestas
Entonces, abrocho los zapatos
Saco el laberinto del bolsillo y con los ojos bien cerrados me subo en él para enredarme con los hilos del papel y ahogarme con la tinta.
COLCENTER
Te vuelves un mueble
La suerte que tiene el viento por ebriedad
Las horas que no entran en el turno de la mañana y se vuelven a dormir
El amor a cuenta gotas porque ladrones sobran en el dolor y los impuestos les dan préstamo por retiro
Te acabas en una silla
En una ventana para la fotografía mal enfocada
Eres la última razón para morir
Pero la primera para no enfrentar la guerra
Porque no eres tú y otra vez no amaneciste
Que también debes porque la esperanza viene a 12, 18, 24 o 36 meses sin intereses
Que te vuelves un mueble
La suerte malhecha en una orilla que debe sonreír porque vive
Cuando lo mejor sería que te embargaran el sol.
LA MUERTE VIENE…
La muerte viene
Mañana temprano
En los ojos de tu padre En las manos de tu madre
Viene en la vida de al lado Mañana temprano
Con su trémulo y certero andar Con el filo para abrir los recuerdos, detener el presente e iniciar la eternidad
Viene para irse contigo, llevarse la cuenta de tus muertes y empezar otra en otra vida.
SIN SON
{Violetas nubes se desangran sobre la ciudad}
Canciones para traer los días quietos con la morralla en el humo y los ojos vestidos rompiendo aves por la calle, traficante manada de aviones
Húmedo sol como su entrepierna Albañiles orientados a la invasión Ratonera de carnada en la esperanza y corrales lúdicos para sobornar bebés
Atracos a medio día para no perder la fama Policía que se achata los colmillos y morder con más fuerza Ancianas rodando por las escaleras de su familia ebria
Arquetipo cansado entre lunas de coladera Borregos con frío Hospitales adictos a la muerte Y una taza de baño que espera emerja una rata
Niñas en la pintura de su vejez gastan la cara Aprendiz de insomnio revolcándose en el subterráneo Vagones metiendo mano Amores construyen ciudad para disfrazarse Y sombras inventan amante para no dejar de fumar
Manifiestos que limpian tu obrar Libros que te enseñan de olvido Gasolineras pro vida vendiendo encendedores Abortos que menstrúan escenas en otra habitación
Impresoras con sello oficial y una revolución Computadoras en rehabilitación y usuarios engrapando sus mejillas Cámaras finas alegrando la ceguera Dioses sin jubilarse Armadillos desnudos taloneando la hipoteca
La paranoia de una guerra en la puerta Y la paz en calzoncillos por la huelga que no empieza.
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