top of page
Buscar
anclaediciones

CRISTIAN CÁRDENAS Y SU EQUIPAJE DE NOSTALGIAS


Leer la poesía de Cristian Cárdenas es un viaje al redescubrimiento de la palabra nostalgia, es la oportunidad precisa para encontrarse en la intimidad de sus vocablos, los sonidos estancados en alguna esquina de la infancia que duelen, pero no con el típico dolor maltratado, amasado, estereotipado bruscamente por muchos poetas, esos dolores que nunca han hecho sangrar el alma. Aquí la nostalgia duele de realidad, duele de patria, es una barbarie incrustada en el pasado de Colombia que no se niega a habitar en los versos de Cristian y él lo sabe, es conocedor de la necesidad de compartir este dolor, este ungüento para la mala memoria, como si fuese un curandero de la palabra tratando de sanar sus propias heridas y las heridas de un país que las ha escondido por décadas debajo de la hipocresía y los reality show de miseria promocionados en todos los canales, mientras se esconde la verdad bajo capas y capas de contenido basura.

No hay pretensiones de fama en la voz del poeta, él solo se escarba por dentro, escudriña la verdad de sus ojos infantiles, ojos que perdieron la inocencia ante el asombro de la violencia y que ahora le roban al pasado, la poesía necesaria que lo sostenga en el presente, nos invita a sentir vergüenza del olvido, de la ceguera en la que vivimos y, aunque él asume para sí la responsabilidad de sus muertos, también nos invita a reconocer que son nuestros, que por nuestros ríos naufragaron sus cuerpos y que aún hoy son náufragos de la indiferencia.

Transitar por su libro "la luz de la angustia" y no sentir en los labios el sabor a sus nostalgias, es haber perdido el viaje, las letras de nuestro país tienen la fortuna de contar con la voz de Cristian y su poesía tan vigente y llena de realidad, tan oportuna, tan dedo en la llaga, que se hace necesario hablar de ella a viva voz, como si de una arenga en el viaducto de la memoria convocara a no morir de olvido.


Ancizar Arana Cruz





CEMENTERIO CLANDESTINO


A Trujillo, Valle del Cauca



Ahora mis muertos trancan las puertas

sus rostros masacrados se asoman

tras los barrotes del silencio


Sus bocas ocultas

hablan sin necesidad de palabra


Sus dientes molenques

mastican la tierra roja de sus hijos


¿Qué palabra dolida

describiría mejor

el reclamo de mis muertos

que un río convertido en cementerio?


Ahora mis muertos

nadan por los ríos

bracean contra el olvido

Sortean en su mutilado trayecto

las indiferentes piedras salpicadas de sangre

Ahora mis muertos

a salvo en las orillas

se burlan de nuestras aprisionadas vidas

de nuestra ilusoria libertad

Se han dado cuenta

que nosotros

no somos los vivos.




LO QUE FUE DEL PARQUE


A Pueblo Rico



Más allá de lo que fue un parque

está el sin mañana

Aceras manchadas por sangre y lodo

secas con los amaneceres


Uno que otro derrumbe

arroja desde la montaña las preguntas de lo humano

¿Quién caminó?

¿Quién a su paso violento

dejó sus sonrisas en la esquina del desprecio?


Los gritos de los juguetones

y crueles infantes

tocan las puertas

de los negociados a muerte


Jugando a tirar el tarro a lo lejos

se esconden de la angustia

desesperados

al encuentro de los disparos


Sobre el asfalto la pelota deja de rebotar

La luz se ha ido

y el no saber qué hacer

emerge de un sosiego que no llega

¿Quién podría ir a recoger la pelota

en el techo de la vieja loca?

la que grita¡devuélvanme a mis hijos!

Afuera escombros de una niñez

jugada a la guerra

provocan el dolor anciano

en andenes desolados.




DA VERGÜENZA


A Lucas Villa y Héctor Morales



Da vergüenza estar solos

abrir los anaquelesdel silencio

no exponer las vidas como sus vidas

Da vergüenza


Hasta cuándo saltaremos sobre sus cuerpos

Hasta cuándo esquivando el dolor la pena ajena

Cuándo es que pierde la razón el miedo

si sus muertes no bastan qué lo harán


Da vergüenza mirar por la ventana

cómo marcha afuera el recuerdo


Da vergüenza atravesar el puente

sobre el charco de su memoria

Cuándo perderemos el sucio juicio

esas ropas prestadas de la injusticia


Da vergüenza creer que es benevolencia

la tierra entre sus bocas


Da vergüenza decir país

amor

y no clamar por sus nombres.





Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page