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anclaediciones

Alejandra Lerma

Actualizado: 21 sept


Cali, Colombia 1991. Nació bajo el signo de leo, creció en las montañas de Restrepo, un pueblo del suroccidente colombiano. Es comunicadora social y periodista de la universidad del Valle, y tiene un máster de escritura creativa en la universidad de Sevilla, España. Ha publicado los libros de poemas: Trébol de cuatro hojas, Oscuridad en luz alta, Precisiones sobre la incerteza, La herida primordial y No habitar ya la tierra.  

 

Algunos de los premios que ha obtenido son: XVIII Concurso de Poesía Ediciones Embalaje del Museo Rayo,  II Concurso de poesía Ciudad de Palmira, I Concurso Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio, durante tres años consecutivos ( 2015-2017) fue ganadora de la beca de Estímulos para publicación de autores caleños de la Secretaría de Cultura de  Cali, en el 2019 obtuvo el premio  Jorge Isaacs en la categoría de poesía, en el 2021 fue Ganadora en el concurso nacional  “ Cuentos cortos para esperas largas y en el 2022 obtuvo la beca “ Jóvenes talentos” para cursar estudios en el exterior,  del ICETEX y el ministerio de Cultura, en el 2023 ganó el concurso Nacional de  Poesía Casa Silva de Colombia y el premio argentino Mundial de Escritura en la categoría de poesía.

 

Link de redes: 

 

Ha caído otro cuerpo

 

Ha caído otro cuerpo

y en su declive me recuerda

el peso de los anteriores

 

La acumulación de lo perdido llegará a un punto insoportable

serán más numerosos los muertos que los vivos

y no tendré con quien hablar de la memoria. 

 

 

Las enfermeras ríen

 

Las enfermeras ríen

es su trabajo

todos los días muere alguien

antes o después de la cena

 

Deben limpiar la sangre, la orina, el excremento

conocen las consecuencias de la carne

las enfermeras ríen

 

El médico dice que papá está muriendo

yo me detengo en la claridad de sus ojos

me parece que no puede anunciar lo fatal

la belleza no se empaña en sus gestos

 

Las enfermeras ríen

se ponen guantes

desinfectan agujas

 

La alegría ajena no me perturba

no tienen que compartir mi sufrimiento

Papá no escucha la risa

no oye el diagnóstico del médico

no reconoce mi voz

 

Los pitidos de las máquinas me aturden

prefiero las carcajadas de las enfermeras.

 


Sol que vuelve


Ha regresado mi cuerpo

cualquiera puede verme

mi existencia es verificable

al tacto

y a la luz

 

Estoy

completa

de pie

Hablo

contesto

con regularidad y aplomo

las preguntas que me lanzan las sombras

las personas

 

 

Pero no puedo ser yo

no puedo estar

no hay forma del retorno

 

Esto que ven

no es más que carne

amontonada

por la ausencia

 

No volveré

me quedaré escuchando

el viento y el camino.

 

 

 

Parada 265 

Para Jose Miguel, que habla en sueños


El hombre que duerme a mi lado habla en sueños

duerme con la ligereza de un ángel que no extraña el paraíso 

gira de un costado al otro, y en ese movimiento hay siglos y galaxias

el tiempo es un brebaje, es un misterio, que se mezcla con la oscuridad del cuarto

nos hechiza

su voz tintinea como el hielo en el coñac 

las palabras ascienden por su boca como enredaderas

bellas incoherencias, hilaridad y canto

 flores turbulentas aparecen en su lengua

“ nos vemos en la parada 265…” 

“ estoy un poco enamorado de vos…” 

los mensajes oníricos se mueven como trenes de cristal

presagios de regiones desconocidas

el perfume del enigma nos circunda

el hombre que duerme a mi lado habla en sueños

de donde viene el lenguaje tambíen viene el mutismo

y en un abrazo silente nos dejamos envolver, hasta el próximo rugido de la luz.

 

 

En caso de emergencia 

 

La psiquiatra te pide que hagas un listado

con todos los nombres de la gente que puedes llamar en caso de emergencia  

 

Descartas con rapidez:

los que te consideran normal, porque te ven sonreír y leer con perfecta dicción

las que usan diminutivos con tu nombre, pero solo te conocen en fotos

con quienes firmas contratos

a quienes traicionaste antes de tiempo

los que se alegrarían de verte en una ambulancia

las compañeras de oficina

los demasiado felices o distraídos para interrumpir en las madrugadas

los que usan perfumes empalagosos

 

Estás cansada de involucrar a mamá, también la tachas

tu hermana no te habla hace más de dos años 

tu mejor amiga vive en Turquía 

tu pareja está teniendo sexo, con una mujer de larga caballera negra

a quince horas de distancia en avión

mientras escribes estas palabras como incendios, en una cama, donde solo cabes tú  

 

Te quedan los nuevos amigos, que no conocen la profundidad de tu abismo

te queda la mujer a la que le alquilas una habitación, pero solo dices hola y hasta luego,

no puedes decir auxilio 

te quedan los amantes, que no quieres espantar con el horror de lo cierto 

te quedan los gatos que perdiste por dejar ventanas abiertas 

te quedan los muertos con quienes conversas sin fatiga, sin esperanza 

 

Te queda una hoja en blanco 

en caso de emergencia.  

 

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