BIOGRAFÍA
Hoy haremos un balance. De nombre y apellido Mauricio Benítez
Kamikaze, un suicida de profesión.
Mi cerebro sicalíptico como un sapo
dos ojos muertos enterrados en el cráneo
oscura caverna donde desentraño pictogramas
nariz rapaz de pájaro oscuro.
Par de orejas donde impera el silencio
perseguido por los gatos y los infortunios que me acechan en la noche
Dos pulmones tosiendo, hartos de los excesos
laberinto y minotauro al mismo tiempo.
Un estomago deshecho entre ácidos, derretido en pesimismos
206 huesos torcidos enredados en la carne, atados con las venas
Un pene encorvado al galope de la sangre
dos piernas desbocadas que huyen de la infancia
y unos pies que se ahogan en el fango.
Por hoy no me apetezco y me declaro en bancarrota.
Aborrezco ser hombre
acarrear conmigo una culpa
acusar a doscientos seis huesos culpables
carecer de plumas vacío de alas.
Cuando el templo apesta a flores
ha muerto la fe y prefiero ser ajeno
malditos sean los simios y
su perversa razón llena de pelos.
Aborrezco ser hombre
con zozobra a manga larga
escritura de ave negra
pataleos en pesadillas.
Prefiero ser un cuervo
que se lanza en picada a tus ojos
un perro agazapado tras la barda
un mordisco que busca el labio
un insecto desnudo que te tira a la cama.
Mi recuerdo lejano y frío de la infancia
es un niño que tiembla como un pájaro bajo la lluvia
y un charco de orina entre los pies.
Mi memoria arde en la ciudad en llamas
y un pájaro en el cielo sobrevuela el desastre
rompiendo mi cráneo mientras evoco
las imágenes que versan la masacre
para escribir los versos que son el destino del dolor.
Pero solo el fuego sabe de la vida
dejando solo las cenizas de un animal oscuro
como un alma en pena que llora humillada
como una herida sin piel que tiembla
como un pájaro preso en una jaula.
Nací cuando no tenía años
cuando el tiempo no me decía nada
cuando no me poblaban los recuerdos
y cuando olvidaba a diario el vacío.
Empuñé los lápices con torpeza
Oriné mis pantalones cuando aún eran cortos
Aprendí el olor de cada palabra y sus combinaciones
y el sabor que deja en la boca las mentiras.
Monté bicicleta y jugué al fútbol con objetos imaginarios
Leía precozmente libros salvados del fuego
Besé a una niña en una esquina y me fui corriendo
Nací desnudo de versos, sin un poema
Ahora con más de cuarenta, tengo dos.
Yo tenía alas
cada una en mí
era un pétalo podrido
que volaba al basurero.
Cada una era un cuervo
que me sacaba los ojos
ave rapaz que me lanza al vacío.
Yo tenía alas
que devoraban firmamentos
que se tragaban las tormentas
que tumbaban ángeles ebrios.
Dos alas cual borrascas
alas como universos.
Yo las vi arder
quemarse en mi espalda.
Era el infierno.
Leyendo versos
de cuando no sabía que era poeta
exhumé recuerdos niños
ocultos en el patio del abuelo
bajo tierra.
Palabra antigua
desarmada de Olivetti y oxido
palabra con sabor a barro y excremento.
La pronuncio hasta la náusea que deja un mal recuerdo
la encierro, la limpio, la acicalo, la acorralo.
La tiendo en el patio como la cometa que volaba de niño
mientras me hacía en los pantalones.
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